Imagen obtenida de Internet
Dejamos los sueños y nos enfrentamos a las palabras,
formando
frases que huyeron del pensamiento,
buscando, no se sabe el qué.
Ni siquiera
enfrentamos las miradas,
solo hubieron reproches, titubeos y sueños rotos.
Te partí el alma... lo sé, cómo rompe el viento
con su empuje
un muro de sal.
Y ahora te extraño tanto ¡como extraña la aurora al amanecer,
el
ruiseñor su canto o la abeja, su miel!
Y es esta soledad...
este silencio que me apabulla el
pensamiento
y éste cruel retroceso a suspiros anhelados
y recuerdos de un
pasado que, se nos desvaneció.
Tu risa aún me resuena melodiosamente
y me alegran los días,
sin saber que ya no habrá más risas ni
caricias al amanecer.
Solo me quedará un mar de lágrimas sin caer,
sujetas a un deseo...
¡Tenerte entre mis brazos otra vez!