Imagen obtenida de Internet
Si alguna vez callé, no fue por no hacerme oír,
fue por no
romper esa magia
de saber que tú estabas junto a mí.
Los dos callamos dejando a
nuestras bocas
sellar ese silencio con un único beso...
Reposa hoy, torturado, el espíritu.
Silenciando lo que piensa,
batallando en su infierno por lo
que cree que calla.
Y ahí estás tú, silenciosa, callada y aparente
mostrándome tu
mejor sonrisa.
Después... nos olvidamos del infierno,
entrelazamos nuestros labios y proseguimos con el beso,
los
dos abrazados y rodeados tan solo por el silencio…