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    miércoles, 29 de febrero de 2012

    Se acercan las horas... y pesan y pasan sobre mi


    Los días pasan uno tras otro
    se divierten mirándome...
    no saben siquiera cómo duele
    lo que en el alma siento.


    El reloj no cesa en su empeño
    y gira sus manecillas,
    sin parar, se acercan las horas
    y pesan y pasan sobre mi.

    Riendo y brincando,

    No piensan en cómo me encuentro
    ni si estas lágrimas... son de verdad
    o las estoy fingiendo...
    Detrás de ellas, se vislumbran los días
    y estos ya pasan... sin apenas pararse mirar.

    Me desprecian, por que saben que,
    nada soy en medio de sus tic, tac.
    Aún así, no les pienso dar la espalda
    Y lucharé por mi sueño...
    y ese no es otro que tú, mi dulce y amada mujer...


    domingo, 26 de febrero de 2012

    ‎Divina dueña de mis poemas


    Si esos ojos, que hacen sombra a mis sentidos,
    le pesaran tanto a mi conciencia,
    sería el juicio y luego el olvido,
    de nunca más... ver tu sonrisa, como castigo.

    No vería ya esos cabellos negros y sarracenos
    venciendo con pasión al orgulloso viento,
    con la sola ayuda de sus horquillas y peinetas,
    las que sujetan amorosamente sus cabellos.

    Como sujeta el martillo,
    la mano hábil del escultor,
    mientras golpea la piedra,
    que guarda en su interior,
    ¡toda su belleza!


    Divina dueña de mis sentidos,
    inductora a estos sueños y fantasías,
    con las cuales venero tus formas,
    santa musa y madre de mis poemas.

    Eres tú, mi dulce bien,
    alma glorificada de parabienes,
    quien puebla esta mente soñadora,
    de gozosas sensaciones,
    aromas y sabores a mieles...

    de tan goloso escultor de letras.


    Volar dentro de tu orgullo

    Imagen obtenida de Internet

    Quiero llegar hasta tus ojos
    para quedarme en ellos, ¡en tus lágrimas!
    quedarme en tu iris y sentir cómo
    me acaricies y abrazas el alma.

    Ascender luego por tus párpados,
    y meterme en ellos bien adentro,
    con esa idea loca a la que dan vida
    a los pensamientos y allí mismo
    ¡que me inhales y quedarme dentro!.

    Formarme en la triste gota derramada y silenciosa,
    ausente a esa otra que resbala húmeda
    y que sale del alma, para después
    volar al interior de tu orgullo,
    escondiéndose en las entrañas de tu corazón.

    Sí, mi amor, quiero llegar hasta tus ojos
    y perderme donde la luz
    no sea diferente y tus besos,
    en forma de gotas transparentes,
    sean esas lágrimas que fluyen en caudal de río,
    que te abrazan y consuelan ¡Dándote el aliento mío!




    Suspiros de loca pasión, bajando a raudales por tu vientre




    Hoy te miré a los ojos
    y vi en ellos, esa callada poesía,
    sueños enojados, mojados de alegrías.
    Suspiros de loca pasión,
    bajando a raudales por tu vientre,
    pidiendo arroyos y caudales.


    No celes... no me riñas... si eres mía y yo tuyo,
    ¿Que más esperas para quererme...?  ¿a vencerme?
    ¿Acaso diluirme en tus adentros y formar juntos... un todo?
    Sabes muy bien que fuiste suspiro en mis labios
    como yo fui hierro fundido en tus adentros,
    y ahora, eres cómo un volcán siempre deglutiendo.


    Estoy tan adentro y tan profundo en ti...
    Y tan hondo en tus entrañas... mis sueños.
    Que vivo embarrancado en tu realidad,
    ¡queriendo fundirme en tus anhelos!


    No, no me basta ya el orgullo,
    ni me bastan esas ilusas Ilusiones fantasmas.

    Quiero centrarme en ti, ¡Darte mi sueño... y mi Karma!


    sábado, 25 de febrero de 2012

    Entrelazado a tu recuerdo

    Imagen obtenida de Internet

    Entrelazado a tu recuerdo,
    a una imagen, la tuya.
    Buscando cada instante vivido.
    Besos en un atardecer
    a tus pétalos humedecidos.

    Abrazos bajo un ardiente sol,
    del ocaso tal vez, fundido.
    Me hallo mirando mis manos vacías
    y pensando ¡Dios mío como la maldigo!

    Dejaste en mí nada más las sobras,
    silencios, reproches y reclamos,
    olvidando, triste e injustamente
    que nada fue tan bello de recordar que,

    ¡lo que nosotros nos quisimos!


    miércoles, 22 de febrero de 2012

    Heridas sin cicatrizar viven en mi alma


    Qué me queda si tú no estás conmigo...
    De qué me va a servir respirar o soñar que estoy vivo,
    pensando... para qué lugar sombrío llevarás tu olvido
    o en qué lugar del corazón lo habrás escondido.


    Heridas sin cicatrizar viven en mi alma,
    siendo el lastre, en forma de surcos sangrantes,
    los que me habitan las entrañas mientras busco la forma
    o el modo más humano de curarme...


    los desgarros del corazón que son incapaces de curarse...
    sin embargo, sí son capaces de desangrar mi alma entera,
    vaciándome de todo lo que llevo dentro hasta lograr mi muerte.


    Mi pregunta entonces es errática
    ¿Podré alguna vez vivir sin ti?
    ¿Podré siquiera, de verdad...
    volver a vivir conmigo mismo o perdonarte?


    Me haría falta que me respondieras con tan poco...
    me bastaría solo con saber que...
    cuando te acuerdes, "si es que alguna vez te acuerdas de mí",
    te dieras cuenta de verdad de... ¡todo lo que te has perdido!




    martes, 21 de febrero de 2012

    Apasionadamente... mi boca se apodera de la suya y la pervierte...





    Estoy aturdido...
    siento su mano sobre mi pecho,
    me reclama cariño y besos.
    Sus ojos, nerviosos, buscan los míos,
    ¡en los suyos, siento yo que, me he perdido!

    Apasionadamente...
    mi boca se apodera de la suya
    y la pervierte...
    mi cuerpo hundo en el suyo
    y se apodera ella de... mi mente.

    Tardamos horas en darnos cuenta,
    la pasión inflamó nuestro amor
    y descuidó lo que realmente importaba,
    el querernos y adorarnos... los dos.




    sábado, 18 de febrero de 2012

    La miré silencioso... ¡qué belleza de labios y que ansias en mí despertaron un día!

    .




    Puse una rosa en su pecho,
    su piel rosada hoy, palidecida,
    aunque tersa, tenue y deslucida.

    Agaché mi torso,
    venciéndome sobre su rostro de mármol frío.
    La miré silencioso... ¡qué belleza de labios
    y que ansias en mí despertaron un día!


    Los acaricié con mis labios, temblando
    en mudo y lacónico beso de despedida...
    en una jamás olvidada mañana deslucida.


    Trémulas y furtivas...
    rodaron las lágrimas por mis mejillas,
    convertidas hoy éstas en lava volcánica
    al verla allí tendida.


    ¡Qué odioso corazón!
    me latía ruidosamente en el pecho mientras ella...
    yacía allí, en nuestro lecho, pálida, silenciosa y... fría.





    jueves, 16 de febrero de 2012

    Clavándose en el alma mía


    Imagen obtenida de Internet


    Triste es la soledad de quien muere solo.
    Idílica para quienes creen que
    la vida se consume así, sin más.
    No somos personajes de cómic
    o novela, ni formamos parte
    de ninguna serie o guion televisivo.

    Somos tan solo seres humanos
    hambrientos de amor y de compañía.
    Nuestra sangre es caliente y ruge igual
    con alegría o tristeza en nuestras venas.

    Quieren sentir que somos algo más
    que el sueño de un durmiente
    negándose a sí mismo el despertar.

    Somos seres visibles y sensibles,
    a quienes duelen las miserias e injusticias.
    ¿Qué no late y resuena nuestro corazón

    en nuestros pechos o llora con tristeza nuestras almas? ¿Y no se nos retuercen también las entrañas,
    cuando se desangran nuestras venas?

    Las tinieblas alumbran a nuestro pesar
    las pocas y amargas alegrías que tenemos,
    y éstas se nos clavan con crueldad
    en nuestras almas cómo envenenados puñales.





    Soy y seré mi propio eco

    Imagen obtenida de Internet

    No me quieras quitar mis sueños
    o quieras aplastar mi rebeldía, ¡soy libre!
    aunque sea ahogado por tus deseos de hacerme preso.
    Soy y seré mi propio eco
    lanzado bien lejos sobre mi propia vida.

    Un día decidí sin ti y me cargué a las espaldas, esos sueños de adolescencia y rebeldía, y me prometí "seré un Dios, para mis adentros, para tu condición, sólo tu ira.

    Viviré preso para mí y en la angustia
    de hacer de mi vida una aventura,
    navegaré, ésta vez sí, con la mar en calma,

    sin velas ni tormentas,
    sin viento envenenado que me pervierta
    ¡y viviendo solo en mis adentros!