Los días
pasan uno tras otro
se
divierten mirándome...
no saben
siquiera cómo duele
lo que
en el alma siento.
El reloj
no cesa en su empeño
y gira
sus manecillas,
sin
parar, se acercan las horas
y pesan
y pasan sobre mi.
Riendo y
brincando,
No
piensan en cómo me encuentro
ni si
estas lágrimas... son de verdad
o las
estoy fingiendo...
Detrás
de ellas, se vislumbran los días
y estos
ya pasan... sin apenas pararse mirar.
Me
desprecian, por que saben que,
nada soy
en medio de sus tic, tac.
Aún así,
no les pienso dar la espalda
Y
lucharé por mi sueño...
y ese no
es otro que tú, mi dulce y amada mujer...