No
renunciaré a ese amor,
incierto
en la aventura,
ni a
mecerme cual infante,
en sus
amados brazos.
Disfrutaré
de su cielo,
su sol y
su hermosa luna,
sentiré
el látigo del placer de su cuerpo en mi carne...
dejando
la semilla de mi amor en su isla.
Desamarraré
mi velero,
levando
anclas en busca de otros sueños
dejando
al capricho del viento...
morir o
renacer en otras historias.
Resistiré
los embates del tiempo ,
saboreando
sus labios,
retratándome
en su hermosura
o, si acaso,
me dejaré languidecer...
para
luego renacer de sus entrañas...
de
nuevo... otra vez.