Imagen obtenida de Internet
Me
lastimo escuchando a mis pensamientos,
con
ésta triste nostalgia que se apodera de mí,
que
me inunda las entrañas por entero,
y
que consigue perturbar mi sentir.
Con
inmenso dolor, me da por pensar;
¿tendré
yo la culpa de éste horrible penar?
Entonces
es cuando un escalofrío,
me recorre las entrañas, y una voz,
(que no reconozco
como mía),
me
grita, insultándome perentoriamente y profunda.
Aunque
hago lo que puedo por no escucharla
y
aún menos, sentir.
Ella
parece querer decirme tantas cosas...
No
obstante, mis oídos aprieto fuertemente
con
mis manos para no escucharla.
Es
en vano, la voz, no deja de gritarme,
y hasta se irrita y redobla esfuerzos,
con
sus gritos en mis adentros, no cesa,
¡quiere por mí hacerse escuchar!
Ella
no entiende, no comprende
que no deseo escucharla,
y no razona al decirle con
mi talante miedoso,
que no busco ni deseo otra cosa que la paz…
Que
mi vida quiero que siga siendo ese desierto,
donde
un día pueda, al fin mi alma,
alcanzar la ansiada paz y descansar.