Camino
sin rumbo, de vuelta al desierto,
sin
mirar hacia atrás,
la vista
fija, sin parpadear,
sin
pensar en nada más.
Apenas
observo el rumbo,
solo
diviso la línea recta, como punto final.
Mi vida
se acaba… ¿para qué pensar?
soy la
estela de algo que fue,
o tal
vez, soy solo lo que quise imaginar.
Pero no
me importa,
mis pies
siguen caminando… sin pensar,
no
consigo hilvanar ni una sola razón,
Para
odiar o dudar.
Queda
tan poco...
el cielo
ya se oscurece en el horizonte,
casi se
parece a mi talante sin color, grisáceo…
sí, la
vida que llevé, obviando o dudando.
Mi
espalda pierde su rectitud y cae curva,
mi
frente se pliega y se arruga sin chistar,
millones
de surcos, antaño olvidados,
me
hablan sin saber que ya sé toda la verdad...
¿qué me
van a mí a contar, que no sepa ya?
No
espero encontrarme un Oasis, no,
ni el
final del mundo se encuentra allá.
Es -MI
VIDA- la que se acaba…
¡ni se
te ocurra venirme a esperar!