Comienza
la separación,
mi alma
se resquebraja del cuerpo,
se
disgrega y separa,
no quiere
sufrir más.
La
entiendo…
hasta el
corazón me grita
que
quiere dejar de latir,
mis
pulmones dejar de respirar
y mi
cerebro, de discernir o pensar.
Pero no
es cierto
sigue
ahí, torturando mi sentir.
Por
favor... quiero desaparecer del tiempo,
diluirme
o, hasta quizás,
desear
no haber existido jamás…
¡me
asfixia mi soledad!
¿Y si todo
hubiera sido solo un mísero sueño?
¿Será
posible que, al despertar,
nunca pueda hallar ni una sola historia
sobre
mí... nada, ni un vago recuerdo?
En
realidad a lo que tengo miedo, mucho miedo… es a despertarme
y
descubrir que, en verdad… ¡jamás existí!