Hojas de
azul fueron sus noches,
de verde
esperanza fueron sus mañanas.
La
joven, mira y ve pasar el día…
relajada
y triste, frente a la ventana.
Recuerda lo que fue su ayer...
al desnudar su corazón,
sus
entrañas fueron castigadas
por una
odiada violación…
violaron
sus carnes… ¡y su alma!
Hoy,
asiste y contempla su funeral
relajada
y triste frente a la ventana.
Su ataúd
llevan a hombros,
hermanos,
primos y amigos,
sus
padres, detrás… la van llorando.
Lloran y se lastiman pensando,
si ellos
en algún momento
su
muerte hubieran podido evitar.
Las
lágrimas asoman a su rostro,
no puede
ya la chiquilla, el dolor
de sus
padres aguantar.
Una luz
la deslumbra y deja de llorar...
la
llaman…
¡no debe
a Dios hacer esperar!