En alas
de la gloria,
volaba
orgullosa
el alma
que, encendida,
retozaba
envuelta en desdenes
y entre sabores agrios y altaneros.
Prejuzgaba
al viento que
movía
sus alas de casquivano hielo...
Hierro
sin fundir,
así era
su corazón frío
como un
tempano de hielo,
siempre
presto a huir;
del amor
o de un te quiero...
Hoy
vuela ostentosa
henchida
de orgullo su pecho
elegante,
diáfana... ¡infame!
escarpa
en la mano afilada para herir,
con la saña
de su lengua vil,
a quien no
la ensalce o la alabe
su
gracia y belleza gentil...
En el
sueño
donde a
bien se tiene distraer al durmiente,
viven aquellos
según las reglas de aquel que,
sin
decir mentira... miente,
prejuzga,
ensalza o adula,
confundiendo
dones con... la usura.