Imagen obtenida de Internet
Me
alejé sintiéndome culpable
de
ese silencio hediondo que me consumía
y
de la soledad más cruel que me abrazaba y reía.
Aquella
que se solazaba viéndome llorar
y que era la cómplice bastarda que se jactaba
de
dejarme profundamente herido el corazón.
Me
uní por ello y sin pensarlo a la proximidad lacerante
de
esta herida sangrante que desgarran las entrañas mías,
logrando
con sus garras hacer aún más profunda mi herida.
Entre
huecos, soledades y decepciones emplee parte de mi vida, dándole la espalda y
huyendo como un cobarde día tras día… destruyendo al humano que llevaba dentro,
matándolo.
Nunca
logré hallar refugio a mi desolación,
ni al abandono que sufrió la herida
pudriéndose.
Tan profunda y tan honda era, que encontrar la salida fue imposible y me desangró por dentro…
muriendo una vez más.