No son
recuerdos, ¡son marcas imborrables!
Señales indelebles que tú me provocabas
Señales indelebles que tú me provocabas
en forma
de caricias, las que me dabas
cuando yo
fingía estar ausente.
No son
imágenes, son los besos que tú me dabas,
mientras
yo tenía la mente obcecada
y ocupada
en amar una quimera, una falacia.
No son
ruidos, es tu boca susurrándome
al oído
tiernamente cuanto me amabas,
mientras
yo ignoraba que te escuchaba
pensando
en otra, una ilusoria fantasía
que
oculta en mí cabeza,
bullía
por salir en forma de palabras.