Imagen obtenida de Internet
Ingrato es el recuerdo
que me trae a la mente
la imagen de mi fracaso,
La terrible decepción que sufrí
en una parte del camino desandado.
Caí sin sostén ni paracaídas
a un abismo de inconformidad y de cordura.
Mi cuerpo no sufrió apenas daño,
no obstante mi espíritu se resquebrajó
y morimos allí mismo los dos.
Hoy, mi corazón vive solo,
convertido en una dura roca.
Su pálpito, es su terquedad,
envuelta en pura lógica;
su cuerpo lo necesita de motor
y para no parar de andar.
Mi mente es un cerebro blando,
gelatinoso y hueco, ni el eco en él
es capaz de hacerse oír o ni de aún gritar,
está mudo, muerto.
Ingrato es el recuerdo,
que se apodera hasta del vacío
y que me atrapa, y hasta cruel me abraza,
y que me aprieta hasta no dejarme respirar.
Soy un ente que camina en línea recta,
hombros hundidos y cabeza baja,
los ojos encharcados de agua turbia,
ansioso por hacerse querer y escuchar.