Imagen Obtenida de Internet
Me
quemas, mi amor, en este beso apasionado
cargado
de todos nuestros más apasionados deseos.
En
este volcán en erupción que son nuestros dos cuerpos
abrazados
y asidos a un mismo corazón.
Con
dos latidos que laten al unísono...
mi
lengua se pierde por entre tus dientes
loca
de ansias por apresar la tuya,
y
entrelazarla en una unión
que
sobrepase el amor y el deseo.
Mi
amor...
Me
haces sentir esa sensación intensa
al
aproximar tu cuerpo y sentirlo cobijado por el mío…
y
esos gemidos que se te escapan furtivos,
son
presos de mi agitación por querer, salvaje, hacerlos míos...
Mi
sexo busca la holgura, entre tus muslos...
y
entrar, al fin, triunfante.
provocando
en tu cuerpo un espasmo de placer
e
inundando mis oídos,
de
tus gritos y jadeos.
¡Me
muerdes... y te muerdo!
tu
cuerpo se arquea... recibiendo al mío,
los
dos empapados en sudor
moviéndonos
a un mismo ritmo...
Nuestros
ojos no esperan, se buscan y miran fijamente,
nuestras
bocas fundidas mezclando sus fluidos
y
el volcán nos estalla e incendia dentro.
En
nuestra habitación, dos roncos gritos de placer
avisarán
a nuestros vecinos de que ¡todo ha concluido!
Me
quemas, mi amor, en este beso apasionado
cargado
de todos nuestros más apasionados deseos.
En
este volcán en erupción que son nuestros dos cuerpos
abrazados
y asidos a un mismo corazón.
Con
dos latidos que laten al unísono...
mi
lengua se pierde por entre tus dientes
loca
de ansias por apresar la tuya,
y
entrelazarla en una unión
que
sobrepase el amor y el deseo.
Mi
amor...
Me
haces sentir esa sensación intensa
al
aproximar tu cuerpo y sentirlo cobijado por el mío…
y
esos gemidos que se te escapan furtivos,
son
presos de mi agitación por querer, salvaje, hacerlos míos...
Mi
sexo busca la holgura, entre tus muslos...
y
entrar, al fin, triunfante.
provocando
en tu cuerpo un espasmo de placer
e
inundando mis oídos,
de
tus gritos y jadeos.
¡Me
muerdes... y te muerdo!
tu
cuerpo se arquea... recibiendo al mío,
los
dos empapados en sudor
moviéndonos
a un mismo ritmo...
Nuestros
ojos no esperan, se buscan y miran fijamente,
nuestras
bocas fundidas mezclando sus fluidos
y
el volcán nos estalla e incendia dentro.
En
nuestra habitación, dos roncos gritos de placer
avisarán
a nuestros vecinos de que ¡todo ha concluido!