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    sábado, 29 de octubre de 2011

    Déjame pensarlo...





    Déjame pensar, si estabas lejos
    o cuándo fue que, el absurdo de mis pensamientos
    se durmió...
    o tal vez quedaron mudos, contemplándote.

    Déjame pensar...
    si alguna vez, me quisiste;
    o solo fui el eco del sonido...
    o tal vez fue solo, del invierno mí abrigo.


    ¿Déjame sí... pensarlo?
    luego te cuento... cuando estés conmigo;
    y al aroma de la tarde le demos cobijo,
    y besos a nuestros labios dormidos.

    Déjame... por instantes, pensarlo...
    solo será un rato... el justo para saber,
    si al amarte fui un ingrato;
    o solo un enamorado;

    queriendo salvarte de mis salvajes quejidos.


    En el cristal dibujé un tosco corazón


      
    Llueve fuera...
    las gotas que golpean sobre los cristales del ventanal,
    van formando un vaho fino y trasparente en el cristal.
    Dónde, sin querer... empecé a dibujar, un tosco corazón.

    Si supieras amor... como empezó a latir el mío...
    al pensarte, mi mente saltó de mí ser y se alejó,
    distante... rumbo al sur pues... Sólo a ti, pertenece.

    Vacío y uniforme el latido quedó...
    acompasado y tenue,
    bombeando a mis entrañas,
    la sangre de mis nostalgias.

    Recostaba en las alas del sillón... mi cuerpo inerte,
    esperando que mi mente te encontrara...
    y te trajera a verme.


    Horas así, días quizás...
    o segundos fueron nada mas... no lo sé,
    sólo sé que, al volver mi mente a mí...
    tú risa sobresaltó mí espíritu;
    y mi alma... ante tanta felicidad... se enmudeció.

    Tus manos recorrieron mi cuerpo en mil caricias...
    cientos de besos tuyos sembraron sobre mi piel,
    la semilla divina del amor...
    y a soñar con esperanzas nuevas;
    a todo eso... ¡mi mente me llevó!





    "Tantos sueños heredados..."







    Estoy sentado aquí,
    recostado en el árbol donde inscribí tú nombre.
    Con una rosa azul en mis manos,
    con cálidos pétalos y fresco y juvenil aroma.


    Mi espalda siente fuerte
    su corteza fría pero, a la vez, cálida.
    La emoción me embarga
    y un nudo se me atraviesa en la garganta;
    tantos sueños forjamos allí mismo los dos...


    Me hieren al humedecer las mejillas...
    las lágrimas,
    las palabras de mi padre resuenan en mi cabeza
    “los hombres no lloran"
    No, padre...
    Los hombres no lloran ¡se desangran!


    Alcé los ojos y admiré una vez más,
    el hermoso paisaje florido,
    con sus inmensas ramas y hojas.
    Qué verdes y hermosas me parecieron entonces...
    y ahora...
    Las veo tan secas, mustias y amarillas... casi sin vida.


    Recorro una a una las líneas escritas en su tronco,
    Hasta encontrar las mías...
    con un tosco corazón en medio.


    Las Leo una vez más;
    «En medio de la soledad hay una nada,
     un remanso donde,
    al encontrarse el amor y el alba,
    se enamoran y aman.

    Yo te encontré a ti alma de mi alma...
    la mujer bella y feliz,
    que, al darme su corazón...
    ¡se crearon nuestras dos almas!
    ¡Te amo, mi dulce Belinda,
    la más linda de las hadas!».


    Cómo te reías mientras lo escribía,
    me decías,
    con tu risa fresca y cristalina;
    «Amor, pobre árbol, le dañas su piel,
    solo para decirme lo que ya se...
    Deja al menos sitio para otros enamorados».
    Y volvías a reír...
    Mientras te abrazabas a mi espalda...


    Las lágrimas empiezan a caer
    sin muro que las contenga,
    Y caen sobre la hojarasca seca...
    No hago nada para evitar que resbalen,
    ni siquiera las contengo.

    ¿Ves cómo me "desangro “ padre ?


    Ni un murmullo me distrae,
    miro a unos metros de allí...
    ella me espera...
    ¡Tan bella, tan risueña y feliz...!

    La miro de nuevo... “se la veía tan feliz”.
    Deposito suavemente
    la rosa azul a su lado...
    Sobre la lapida fría... de blanco mármol.

    «Buenos días, mi amor...

    ya he llegado».





    viernes, 28 de octubre de 2011

    Prendida en mi pecho, donde la incrusté


    Hoy levanté con ansia mi pena,
    Y la lancé tan lejos que...
    Quedó rota contra la oquedad del alma mía...
    Como el cristal cincelado a fuego de fragua;
    Se quedó en mi pecho, fundida.


    Aún la sacudo furioso y se niega a caer,
    Parece que fuera solo mía... y así es...
    Solo mía puede ser.
    La quise tanto... tanto la amé…
    Que cuando quise darme cuenta...
    Fundida a ella... ¡me quedé!


    Contra el muro de mi osadía...
    Repartí los trozos.
    Esperando que la noche,
    Me vaciase acaso de sus reproches...
    O tal vez del del llanto.
    Inútil fue... Ella aún sigue aquí...
    Prendida a mi pecho... donde la incrusté.

            
    «Cuando dejamos a la pena invadirnos el alma, dejamos que se apodere de una parte importante de nosotros mismos... luego se queda en nosotros para siempre, dejándonos apenas un resquicio de felicidad por donde, fingir que, somos felices»







    «LA FELICIDAD ES UN ESTADO MENTAL... DONDE PARA LOGRAR SER FELICES TENEMOS QUE OLVIDARNOS DE LOS DEMAS,
     Y ASÍ...
    ¡YO NO QUIERO SER FELIZ!»





    ¡No me reconoce!

     Imagen obtenida de Internet


    No me reconoce... Sus ojos,
    están fríos y distantes,
    Sus manos...
    Heladas como escarcha,
    Me congelan el alma.

    Su pecho late despacio y pausado,
    “no me ama”.
    Entre deseos y caricias,
    Grité al cielo la ira...
    ¡Dios...! ¿Qué hice o ha sido
    La causa de su desdicha?

    Si, mi amor fue...
    Delirio, grandeza... y desvelos,
    por ella la razón perdí...
    Ante su amado juicio.

    Tanto la amé y la amo que,
    Solo sentirla que respira...
    ¡Es para mi una delicia!

    Entre mis manos la protegí
    Y en mis brazos quise siempre envolverla,
    en el cálido manto de mis caricias...
    Para adorarla como se adora a una diosa.

    Y sucumbió al cambio,
    ya no me ama…
    Sus ojos están vacíos y fríos...
    Me hielan el alma... cuando me miran.

    Son como los malditos puñales del olvido,
    que al clavarse en el alma...
    Solo sangra... el espíritu

    ¡Y las entrañas!


    jueves, 27 de octubre de 2011

    ¡Todo a un mismo tiempo!



    Si amanece en las horas donde busco el sueño,
    Y mi alma se eleva buscándote,
    En sus cumbres;
    Me transformo en poesía,
    Para decirte al oído... ¡te quiero!


    Si en las horas de fría inquietud...
    Siento ese helado dolor;
    Que me acaricia el pecho,
    Con sus brazos de escarcha;
    Apretándome…
    Y ahogándome el corazón...


    Me apresuro al instante,
    En pensarte
    ¡Y desaparece todo ese maldito dolor...!


    Y es su espíritu en plenitud,
    Quién me abraza y da calor…
    Vuelo a tu encuentro, esperando...

    Tengas abierto tu pecho
    Para colarme bien adentro...
    Habitando cada latido
    De tus pensamientos... y tu corazón.


    En este pensamiento alado,
    Vuelo absorto,
    Con una sola idea en mi mente;
    El tenerte y el quererte...
    ¡Todo a un mismo tiempo!







    Siempre volarás sobre mi alma




    A las caricias del sol,
    expone sus alas abiertas...”la golondrina”,
    majestuosa y divina... vuela sin prisas;
    gozando del viento y de la brisa marina...

    ¡Qué bella y exquisita,
    hasta me parece escuchar... sus risas!


    Pequeña y grácil...
    su vuelo es semejante;
    al batir del abanico de una Dama...
    cuando conquista a su hombre, seductora y sumisa
    y se arroja melosa a sus brazos... y en su cama.

    Golondrina... ave de paso siempre muda;
    siempre serás para mí..."nostalgias"
    y tú alma Inmortal...
    siempre estará presente;
    en mis melancolías...


    Hoy, es en mi alma... invierno... y emigrarás,
    pero en los albores de mi mente infantil;

    ¡Jamas para mí desaparecerás!!



    Jugando a seducir.... y a excitarme aún más.




    La miro reflejada en el espejo,
    "se la ve tan bella...
    Su piel mojada,
    me estremece de deseo...

    De sus pechos, de contornos perfectos,
    nacen unas juguetonas fresas;
    que hacen humedecer mis labios,
    de excitación y calentura...

    No puedo separar mis ojos de ella,
    su cuerpo de lineas suaves,
    se enmarcan en una caderas
    y en unas delicadas curvas que, me marean.

    Me sofoco, mis ojos se deslizan por su cuerpo;
    Mis manos se mueren por acariciarla...
    Me sonríe a través del espejo... me hace señas,
    y voy sin dudar...
    Se me abraza su cuerpo desnudo y me hace sudar.

    Se me enlaza al cuello y me ofrece sus labios;
    ¡Mí boca se apodera de su boca
    y los muerde avariciosos!
    Mis manos tiran de sus caderas y la aprietan hasta sentir
    Su húmedo sexo en mi miembro ya de minutos... erecto.

    La levanto y ella  cierra sus piernas...
    Apresando mis caderas.
    Su boca...
    De dientes blancos y perfectos,
    me muerden... me succionan la vida.

    Su lengua entra profunda y enrosca en la mía sedienta...
    Aparto unos segundos mi boca...
    para degustar esas fresas
    Que nacen de sus pechos...
    en forma de rosetones perfectos.

    Mí lengua y mis dientes juguetean en ellos...
    Sus muslos se abren y cierran sobre mi sexo...
    Jugando a seducir.... y a excitarme aún más.


    No la dejo seguir...
    mis manos aplacan sus formas
    ¡Y me hundo en ella...!

    Mis dedos en sus glúteos...
    jugando a ir y a venir...
    eclosionando el silencio en gemidos;
    En gritos de bocas enronquecidas...
    Buscándose solo el éxtasis y el placer.

    "Nada existe ya...
    Salvo nosotros dos...
    ¡Y nuestro propio volcán en erupción!






    miércoles, 26 de octubre de 2011

    ¡Porque te siento muy mía...!








    En esa retraída imagen,
    Mezcla de asombro y pudor,
    Recuerdas a mis ojos,
    En lejano fulgor;
    El modo en que tus ojos dijeron
    "te quiero, mi amor"

    Fueron el asombro de noches;
    Cargadas de deseo y pasión,
    Tan solo besarte los labios,
    Fue deseo, éxtasis y pasión.

    Mía eres desde entonces...
    porque te siento muy mía...
    Porque al mirarte,
    Siento que yo, también te pertenezco...

    Fue tocar tu corazón,
    Sentirlo latir tan fuerte;
    Queriendo poseerme
    ¡Que fui tu esclavo para siempre!


    Somos almas que se besan a escondidas del alba
    Esperando ver llegar el amanecer...
    Cuerpo con cuerpo
    En esa calidez inmensa donde vive...
    El hálito y la fe.

    Amarte bajo el influjo de una luna blanca
    O sobre una majestuosa ola gigante;
    Que rompe sobre la playa...

    Las dos almas abrazadas,
    Buscando la libertad de amarse,
    Para encontrarse de nuevo…
    algún día... otra vez.