Imagen obtenida de Internet
“I”
En ciernes el paraíso busca,
con hebras de plata en sus sienes
y el pensamiento volátil de un cadete.
Tiene al igual que el cierzo en la
mañana,
de humedades despierto su apetito
y de savias juveniles,
alimenta sus amaneceres y su pasión por
devorarla.
“II”
En ciernes... el paraíso busca,
y en sus ojos vemos las
huellas de sembrados tardíos que
linean surcos en sus otoñales praderas...
Semillas de primavera en sus manos,
hacen de su jugo un ejemplo de quimeras,
envolviéndolo con esmero en paños de seda.
“III”
En ciernes, el paraíso busca,
y donde comienza el mundo el horizonte se asemeja,
a girasoles
enormes de rojos corazones
y aún más enormes sonrisas...
“IIII”
Pero, el paraíso no existe,
son sueños de viejo roble que,
enfermo,
triste y desengañado
asume su condena y observa triste que,
en
ciernes el paraíso para él, se ha cerrado…