Sobre la baranda del balcón una pancarta decía;
"La vida no tiene sentido para mí".
Todos la miraron con atención el primer día
a alguno hasta le vino algún pensamiento despectivo;
"Algún loco o alguna loca".
Y la vida siguió en aquella calle
(Una de un barrio cualquiera).
Sin que nadie se preguntara;
¿Quién pedirá auxilio de esta manera?
Pasaron las horas y en el nuevo día,
alguien observó (Casi divertido)
que el cartel había cambiado sus letras,
ahora decían; Si muero... ¿A quién le importa?
La gente hasta lo leía y comentaba divertida;
"cada loco con su tema".
Días mas tarde, el letrero...
había desaparecido,
en su lugar había ahora un gran ramo de rosas blancas.
Él les recordaba a todo el vecindario...
la muerte de la solitaria anciana.
Una vecina, que le hacía la limpieza
todos los días 15 de cada mes,
la encontró muerta, sentada en su sillón;
con un retrato en las manos,
en el retrato estaban sus tres hijos.
Pero qué mas da;
tan sólo era una pobre anciana mas,
que triste y sola moría en soledad.