Dejaste a mi corazón como un desierto
Mas no fue tu culpa... si no mía.
Oscuro, desosegado y prisionero,
De un páramo... yermo,
Sin tan siquiera un cactus u osadía...
que lo acompañara en el tiempo.
Herida y desamparada quedó
El alma mía,
Desangelada... mustia... y fría.
Corazón de tristeza... tardía;
Errante y ciego, camina…
Perdido el rumbo... tras su poesía.
Amor... no perdí el tiempo... en amarte;
Solo lo dejé ir... para no volver... a perderte.
En mis entrañas... te idolatro, te amo,
Te guardo... y guardaré... ¡siempre!