Imagen obtenida de Internet
Envolvió
en pañuelos de colores sus lágrimas de desolación.
A
sus ilusiones puso un marco de poesía
y se apropió de las canciones del dolor,
aquellas de otros autores que hizo suyas.
Se
alejó del valle y de la fuente natural de donde bebía su riqueza, para ir en
pos de un sueño, su manantial de ilusiones y esperanzas, poca,
las que aún
conservaba en su sangre.
Floreció
entonces la semilla, como una cruenta raíz venenosa, insertándose a fondo en su
corazón,
quedando
cegado y atormentado hasta quedar exhausto.
Allá
quedó herido de muerte, dolorido, seco y estrujado.
Fue pagado cruelmente su
amor con una injusta traición.
Ahí
perdió del todo la fe…
el hombre de la poesía, antaño feliz.
Perdió sus sueños,
la alegría y hasta la esperanza,
(que aún vivía) se le resecó
y murió de dolor
y tristeza en su corazón.