Recorriendo
sembrados áridos, caminos y senderos desolados,
encarnizadamente
buscaba mi lugar en este mundo descarnado,
peleando por un
hueco o rincón donde descansar mis huesos cansados,
material oseo,
protector de mis venas y de mi sangre acuosa y oscura.
Y voy y escribo… Versos
que surgieron cuando lamía mis heridas o besando otros labios,
que se enmacipan
de mi suerte manchando de negro o azul miles de folios blancos,
folios que
pasarán a ser un día parte de mi historia, parte insigne de mi memoria.
Mientras vierto
la sangre oscura de mis venas en versos que estallan en burbujas de sal…
Como si una
pistola con mano vil hubiera disparado y herido a mi corazón
y este estallara
escocido y desencantado, alardeando por un instante de sus últimos segundos…
hilvanando
descompuesto su última postrera oda, su muerte, en un verso.