Entre suspiros, gemidos y despertares,
ando a la caza de un sueño, ¡sentir tu tacto,
tu aroma de mujer en mis amaneceres!
y tú bebiendo hasta saciarte de mí aliento.
Recorreré cada pétalo de tus flores,
y cada gemido tuyo será sustento
de este cuerpo mío que, humeara sediento,
y perecerá a la pasión de tus quereres.
Sí, me harás traspasar con tu amor el infierno,
por entregarse al goce dulce de tu cuerpo
y hacerte soñar, ángel mío, a destiempo.
Entre besos, gemidos y ahítos de vino,
nos amamos y nos dimos el último adiós,
pero nunca olvidaremos nuestro destino.