Imagen obtenida de Internet
Te vas y me dejas
y siento frío tras el cristal.
Donde la soledad me estruja,
me abraza y aprieta,
haciéndome
sentir que no valgo nada,
que soy basura, barro sucio,
en una charca profunda
y
oscura mal iluminada.
Mientras me hundo en la miseria,
te ríes y gozas,
sin querer
percatarte que sin
mí no eres nada.
Tal vez lograste ser conmigo una rosa,
mas hoy solo eres una
espina envenenada
cercenando una bella prosa.
Me dejaste hundido en el dolor,
en el llanto y el desengaño.
Hasta
la tristeza se hizo dueña de mi alma
y de mi destino.
Y hoy, apenas veo un resquicio,
un premio ¡Tu olvido!
Aquí
mismo donde me encuentro,
desde la oscuridad que me pervierte el alma,
allá donde me divido y persigo,
hallando un solo sonido, un
tamborileo,
melodía inalcanzable para este cruel castigo
que nunca me he
merecido.