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    lunes, 28 de diciembre de 2015

    Una prueba de fuego

    Imagen obtenida de Internet

    Cuando la miré a los ojos,
    la enlacé por la cintura,
    y sentí su cálida piel,
    supe que iba a besarla.

    Fue como un brutal
    e irascible relámpago
    que restalla en el cielo
    y ciega mis ojos y cerebro.

    Fue como una tromba
    de agua salada y de mar
    que me inundó e hizo trizas.

    Una prueba de fuego
    que el amor ¡existe!
    y me partió el corazón.




    sábado, 26 de diciembre de 2015

    Cuando el dolor… duele


    Imagen obtenida de Internet


    Cuando el dolor… duele.
    Cuando las letras se manifiestan y dan forma a tus sensaciones, ç
    y éstas se pasean sobre la blanca cuartilla, 
    deprimidas, lánguidas y huidizas...

    formando sobre ellas
    un pequeño charco de lágrimas,
    las de un alma que surca las profundidades
    viajando desde las entrañas

    y que languidecen en un poema de sentimientos,
    llorando lastimosamente envueltos en su soledad.
    Letras que quedan impresas en las sombras

    y difuminadas en un desierto inmenso y sin forma…





    viernes, 25 de diciembre de 2015

    Amor y locura




    Me acerqué a su boca y la besé,
    sus labios eran puro vicio,
    ambrosía de azúcar glacé,
    besos de locura y de juicio.

    Horas y cuerpos que, despacio,
    ahondaban en sus entrañas
    buscándose el amor por doquier,
    almas perdidas y encontradas,

    piel con piel, como fieras, con sed.
    Cerré los ojos y la abracé
    llenándome de su bullicio
    y allí, en su candidez, la amé.


    sábado, 19 de diciembre de 2015

    Romperme el alma con el roce de sus labios helados

    Imagen obtenida de Internet



    No te lances tras él ni te atrevas 
    a robarle la tristeza al viento. 
    Si luego no eres capaz de vencerla 
    ni tampoco eres capaz de

    transformarla en felicidad. 
    Puede que te arrepientas, 
    pero ya será tarde 
    y ya no podrás huir ni escapar.

    Recuérdalo, tú tan solo eres una veleta, 
    una cenicienta ingrata en tu nefasta vanidad. 
    Para ti no existe el decoro, 
    solo te mueve el orgullo, lujuria y obscenidad.

    Tu cuerpo es duro 
    y recio como el diamante,
    y al igual que él, 
    eres pura escarcha, 
    fría y dura, sin oquedad.

    Tal vez tu sino sea vivir siempre sola 
    o quién sabe, si morir lentamente 
    sin humanidad ni dignidad.

    Ven, sabes de sobra que me puedes, 
    soy tuyo, acógeme y rompe, 
    destroza mi cuerpo. 
    Sacúdelo hasta la raíz de mis entrañas 
    y mátame. Y, por favor, 
    que sea con dolor, mucho dolor.


    Solo tú puedes hacerlo, 
    eres la única dueña de mis ansias, 
    como también lo eres de la razón 
    de mi tristeza, como también 
    te nutres sin piedad de mis deseos de amar.

    Tal vez muchísimo más 
    de lo que lo yo mismo quiera 
    o pueda soportar. 
    Incluso puede que lo sepas 
    y te des cuenta de lo que añoro

    o de lo que carezco 
    y hasta logre sacarte una sonrisa, 
    aunque dudo mucho que ésta sea de felicidad.






    viernes, 18 de diciembre de 2015

    No debería quejarme


    Imagen obtenida de Internet

    No tengo porqué quejarme,
    pero el silencio me obliga,
    soy cuerdo por no estar loco,
    aunque parezca mentira.

    Ardo en deseos humanos
    y me pierdo en celebrarlo,
    aunque a veces equivoque
    la razón y me persiga.

    Rien mis pesares por dentro,
    esperando una alegría,
    que por zafia, es voluble,
    y por falsa, bobería.

    No debería quejarme,
    soy pastor de mis miserias,
    propietario de mis logros,

    culpable de mis mentiras.



    viernes, 4 de diciembre de 2015

    Ya no soy yo, llegué tarde...

    Imagen obtenida de Internet




    Me recorrí por entero diversos caminos, 
    anchos, estrechos o inacabables.
    Y me llegué cruzar, sin miedo, 
    cientos de veces con el guardián del mismo infierno.

    ¿Y todo ello para qué? 
    Para no pensar que mi vida estaba marcada por abismos,
    clones en forma de cruces de caminos. 
    Senderos inacabables que me urgían culpables, 
    a huir buscando mi destino.

    Mi alma aullaba a la tarde. 
    Aullidos que eran rotos 
    por la melodía chirriante de un maldito cobarde…

    Aquel que gritaba su agonía, su cacofonía culpable, 
    ego absurdo de un humanoide.
    Un humano miserable, que andaba perdido y olvidado 
    desde su mismo nacimiento.

    Tantos pensamientos torturan mis quejidos… 
    mis hastiados gemidos 
    y mis lágrimas insistentes e ingobernables.

    Un solo pensamiento escapa al pavor y a la desesperación 
    de este dolor y, tengo miedo…
    Miedo que sea este pensamiento el único razonable…
    Miro entonces con tristeza al abismo que se abre ante mí 
    y pienso; ya no soy yo, llegué tarde...






    jueves, 3 de diciembre de 2015

    Hoy solo busco llorar y perderme en mis adentros


    Imagen obtenida de Internet


    Habita en mí tristeza, una pena muy honda.
    Una combustión interna que se obstina 
    en diferenciar lo que me lastima, 
    de lo que se me regodea.  

    Y de ahí nacen mis lágrimas, 
    un caudal inmenso, 
    que bate y golpea sin piedad 
    sobre mi cadáver.

    Unos pensamientos, 
    que me martillean sin cesar mi cerebro 
    y que rugen cual volcán en erupción, 
    batallando siempre en contra
    y matando uno tras otro, mis anhelos.

    En mis ojos se apagaron las luces, 
    se quedaron opacos y mustios, 
    casi sin brillo.
    Viven secuestrados y ocultos 
    tras una máscara de desidia y malos sueños.

    Los latidos en mi pecho 
    no son ya humanos,
    son aullidos de dolor y ausencias. 
    Retóricas del corazón 
    de un hombre de mediana edad, 
    pero muy viejo en sus adentros.

    La lucha se perdió en aranceles 
    de disociaciones y eclosiones varias, 
    se mudaron a barrios más ricos 
    y "selectos" donde la tristeza 
    transmutó a la pena.

    Perdiendo su prisa por vencer su batalla 
    a los entresijos quebradizos, 
    y rotos del corazón. 
    Para perderse, sin remedio, 
    en las profundidades del alma mía.





    martes, 1 de diciembre de 2015

    Amor, mi dulce y apasionado amor…

    Imagen obtenida de Internet


    Déjame, amor, que pose mi mano en tu boca
    y cierre con mis dedos
    esos labios rojos y curvilíneos  que me hacen padecer...

    quiero acallar el suspiro que nace de tu pecho
    antes que estalle en mis labios
    y consiga hacerme arder o perecer…

    Deja que descanse de esta loca pasión que supiste encender 
    y que galopa viva y explosiva en mis entrañas.

    Como la lava de un volcán al morir
    con delicia dentro de tu ser.
    Luz sublime que habita en mis lágrimas 
    cuando beso cada centímetro de tu piel.

    Amor, mi dulce y apasionado amor…
    triste es la distancia que me separa de tu perdón.

    Lo sé, surcaste los cielos en busca de mis brazos 
    y en lugar de encontrarlos, caíste al infierno de mi desolación…

    No padezcas, sigo siendo yo,
    el hombre que siempre te amo.
    Esa es la razón que me dan mis labios 
    cuando no me respondes y me quemo...
    sí, ¡me quemo!

    dejando  arder nuestros cuerpos 
    cuando enlazamos nuestras lenguas
    y nos bebemos la desnudez pasional
    de nuestros sentidos.