Imagen obtenida de Internet
No tengo porqué quejarme,
pero el silencio me obliga,
soy cuerdo por no estar loco,
aunque parezca mentira.
Ardo en deseos humanos
y me pierdo en celebrarlo,
aunque a veces equivoque
la razón y me persiga.
Rien mis pesares por dentro,
esperando una alegría,
que por zafia, es voluble,
y por falsa, bobería.
No debería quejarme,
soy pastor de mis miserias,
propietario de mis logros,
culpable de mis mentiras.