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    miércoles, 27 de junio de 2012

    El lento paladear de mis labios sobre tu cuerpo

     

    Ven, descubre la aurora en mis besos,
    siente el sabor y la pasión de la alegría de vivir,
    El lento paladear de mis labios sobre tu cuerpo,
    ¡y a mi boca en tu boca llevándote al mismo infierno!

    Quiero que seamos uno, fundidos en nuestros cuerpos,
    Entre abrazos, deseos y lujuria, quiero deslizarme en tus entrañas… y perecer juntos entre gemidos, gritos y orgasmos.

    Ven sí, ven y recupera tu aliento de mi aliento,
    Los suspiros eternos que del alma, van viviendo.
     Soslaya y pervierte tu mirada, contemplando mi cuerpo mientras te amo, desnudo  y a ti, poseyendo.

    Somos uno en este mismo instante, pero dos, cuando gritamos,
    y volvemos a ser uno, cuando los dos... a un tiempo,
    ¡Nos abrazamos al sentir el maravilloso orgasmo!



    domingo, 24 de junio de 2012

    Tengo hambre de tu cuerpo





    Te pienso amor,
    desde la inmensidad
    de esta ternura que siente,
    al pensarte, mi corazón.
    Te veo desnuda, ligera, elástica,
    ¡plena de hermosura!

    Suben los decibelios
    en este viejo corazón
    que se siente miserable
    solo por pensarte
    y desearte tanto,
    me avergüenza pensar…
    lo que estoy pensando.
    entrar en tus entrañas y…
    ¡quedarme dentro!

    ¿Por qué envejecerá mi cuerpo,
    mientras mi mente,
    solo padece por no tenerte,
    por no amarte?
    En este ansia mía donde
    en el despertar me cebo,
    careciendo de alma,
    pero no así de deseos
    y de hambre de tu cuerpo...




    La poesía desoyó mis súplicas





    La poesía  desoyó mis súplicas
    y me hizo tragar cada sentencia mía,
    ¡ni una sola firme me dejó en las  entrañas escrita!
    cada una de mis letras se fundieron en versos, que ardientes, me dieron sin condición, la vida.

    Nunca quise esa sensación quemando mi interior, poesía…
    lava ardiente diluida en mi agonía,
    convirtiendo a mí llanto en una maravillosa orgía.

    Tiré entonces hacia el absurdo y me negué a lo evidente,
    como un ser humano, latía cada célula mía,
    perforando mis tímpanos, cada soneto, en cada embestida
    de esa horrible bestia que me grita y me posee la vida, mí poesía.

    Cada goce, cada sentir, me quema y hiere,
    y hasta logra hacerme volver la vista atrás y saltar al vacío…
    al abismo de esta inmensidad que es la vida,
    y en la cual solo me dejé poseer por la verdad, el amor y… la poesía.




    sábado, 23 de junio de 2012

    Tus besos heredados y con tu aroma inmenso de mujer

    Imagen obtenida en Internet



    Me quedo triste y solo, aquí, con tus besos heredados,
    impregnado con tu aroma inmenso a mujer,
    con esos suspiros tuyos que una vez fueron míos
    y con tu cuerpo convulsionando de placer
    por el mío hasta hacerte enloquecer.

    Sí, me quedo con todo lo que creía mío, tus recuerdos, 
    tu aroma a mujer, tus besos. Me quedaré aquí, aunque solo,  embriagado y roto, y pensando hasta en los días
    en los que no te pude tener.

    Te adoré hasta la extenuación, hasta querer ahondar en tus suspiros y ahogarme en ellos. Siempre pensando en ti
    y en todo lo que soñé y quise hacer mío.

    Mi mente viaja hoy a ese museo hermoso de tus recuerdos,
    anhelando y reviviendo tus abrazos o tus deseos en mi piel.
    Tus caricias… tus dulces y sentidas caricias a mis anhelos.

    Hoy estoy aquí, en este desconsuelo, con estas lágrimas mías, muriendo y a la vez, viviendo
    justamente por esos mismos recuerdos.
    Amor... ¿qué me diste una vez que ya he olvidado?

    ¿Acaso no sabes que mis besos siempre fueron tuyos,
    como también lo fueron mis besos y desvelos?
    ¡Vuelve, mi amor!, a la iris de este infausto escribiente que sin ti, navega hacia el abismo donde mueren tristes y solos,
    todos los una vez quisieron ser poetas.





    viernes, 22 de junio de 2012

    Te acuerdas amor, de cómo disfrutábamos de aquellos deliciosos atardeceres



    Entre alfileres vive la imagen que soñé,
    protegida entre las rosas y sus espinas.
    Embriagado me quedé  con su  aroma,
    y me emborraché al rozar sus labios, al besarme.

    Sueño mientras me arrebata con sus manos,
    en mil caricias frente al latir de mi pecho
    y  el suspirar de sus labios al amarnos.

    Las ansias de sus caricias afloraron a mis entrañas, escuchando
    los gemidos que, melodiosos, nos obligaba nuestro orgasmo,
    dejándonos llevar por el mecer de nuestros cuerpos,
    siempre retozando y… a las horas, eternizando.

    Te ungía de sexo, lujuria, sabores y aromas,
    esperando tu llegada para que, a la vez,
    eclosionáramos en orgasmos.

    ¿Te acuerdas amor, de cómo disfrutábamos
    de aquellos deliciosos atardeceres
    que aromatizábamos los dos con los fluidos de nuestros cuerpos?
    Nuestras bocas fermentaron de tanto besarnos, para, después,

    al decirnos adiós…   prometernos, que nunca íbamos a olvidarnos...



    jueves, 21 de junio de 2012

    ¡Al disfrutar de tanto amor y de tanto sexo!


    Y me nacieron de las sombras y te robé un beso,
    un caliente beso nacido del amor y del deseo más intenso.
    Así fue como hice deslizar mis manos , lujuriosas, por tu cuerpo
    y me emborraché feliz, bebiéndome cada uno de tus besos.

    Tiritaba mi memoria, analizando, con lapsus de placer que me evocaban los placeres tan intensos de aquellas ociosas jornadas de candente sexo...  haciendo que mi boca soltara suspiros  recordando, los orgasmos disfrutados, tras nuestros eternos encuentros, siempre naufragando en nuestros cuerpos.


    Éxtasis llevados al infinito, gritos y llantos extremos,
    surcando las estelas del tiempo, volviendo los dos una vez más a satisfacer nuestros deseos y a querer perdurarlos en el tiempo.

    Amarramos nuestros cuerpos a un solo deseo y a las palabras se las llevó el viento, el amor que nos dimos, fue herido por las horas y los recuerdos, 
    ¡al disfrutar de tanto amor y de tanto sexo!


    Me perdí en ese limbo de los malditos


    No sin razones, navegamos por mares distintos,
    tú, sembrando rencores, yo, recogiéndolos.
    venenos más simples bebí, diluidos en mi sangre,
    creyendo que eran manantial para salvarme.

    Recorrí la hoguera de tu cuerpo incendiando parte de mí,
    para después, paliar con primaveras, mis sueños y deseos de ti.
    Hoy tú allá y yo aquí, suerte del lerdo… ¡me confundí!

    No habité el silencio, y el pecado de la carne, me consumió.
    Después, me perdí en ese limbo de los malditos buscando, aquellos tenebrosos y callados suspiros, lanzados por ti y que
    hoy vuelan tras el hálito de una aventura, tras una pantalla de apasionado frenesí.

    Adiós te digo cantando, ésta triste y denostada melodía:
    “fuimos novios… siempre novios…”
    ¡Infame de mí!
    guerreé sin saber una sola sílaba de una guerra,
    para perderme, sin haber comenzado, una sola batalla…








    Detrás del cristalino azul de sus ojos desvaídos



    Imagen obtenida de Internet


    Detrás del cristalino azul de sus ojos desvaídos,
    se encuentra la mujer que lo dio todo por sus hijos.
    Hoy vive lejos del tumulto de su gente, alejada y ausente.

    Sus ojos, antaño alegres y serenos  
    ya no me siguen al escuchar mis pasos,
    tampoco se detienen en mi boca,  en mi sonrisa.
    Su mirada es torva, sin brillo, vacía y triste.

    Su mente vive ahora  anclada
    en los mares confusos de su inocencia,
    pues sin ser una virgen ¡ha sido  y será, una santa!

    Tristemente dejó un día de bregar con sus males y dolores,
    y marchó su espíritu, huyendo tal vez
    y buscando mares con más calma.

    Mujer y madre de sonrisa fácil, siempre delicada y amorosa.
    Nos deja a todos sus hijos una herencia inapelable ¡su resistencia!
    Pese a ser molida a palos día tras día, por un mal hombre,
    ¡jamás dejó solos a sus hijos y siempre cargó con nosotros a cuestas!

    Ya no volverán a escudriñar tus entrañas…
    ¡Te marchaste, madre! No sé si para siempre
    o solo te fuiste buscando sin querer a nuestro padre.

    Desde mi corazón y con tinta en lugar de sangre,
    te digo, mirando al infinito vacío de tus ojos cristalinos…
    que no me siento merecedor de tu cariño.
    Aquel que tú nos dabas sin esfuerzo todas las horas del día,

    Tanto amor insuflaste a nuestra existencia
    y con cuanto mal te lo pagamos… ¡MADRE!
    Solo espero que desde allá en el cielo,
    un día nos puedas a todos perdonarnos.

    No, Madre, no te pido el perdón para mí,
    no fui ni seré nunca merecedor de tu cariño…
    ¡quizás tampoco lo fue ni lo será nadie!








    Te amé tanto... y tanto me hiciste sufrir




    Quiero borrar el absurdo de tus besos,
    a la lluvia perpetua de tu mirada,
    y a la desazón de ese sueño que tú
    convertiste con saña en mi pesadilla.

    La furia del ayer me abandonó,
    hoy, ya no siento nada…
    la calma se aposentó en mi alma...
    te amé tanto y tanto me hiciste sufrir.

    Nunca más volveré a sentir
    lo que un día tú, me hiciste sentir a mí.
    Despreciado y aborrecido, ese fue mi fin.

    Ya se acabaron los sueños
    desperté al fin de la horrible pesadilla,
    mi almohada permanece lejos,
    ausente, muda y ciega a tu perfume.

    Solo un leve resplandor
    alumbra esos vacíos recuerdos,
    aquello que nos unió, el amor,

    ya solo son… malos recuerdos.


    Me regalaste tus besos, enmarcados en la plateada luna




    Me diste el amor más hermoso,
    dejándome acariciar un sueño,
    poesía rítmica despertaste en mí
    y me hiciste el más dichoso.

    Besos y más besos en el aire,
    se enfrentaron misteriosos
    expandiendo con sus risas
    ¡la profundidad del universo!

    Me regalaste tus besos,
    enmarcados en la plateada luna
    y llenaste de sensaciones placenteras,
    los escondrijos de mis despropósitos.

    hoy quiero recordar
    que soy sólo tuyo porque tú, hiciste de mí,
    que viera la luz, donde todo era oscuridad.
    Me amaste y me hiciste amar a algo más 
    que a mí mismo...

    o a mi perenne soledad.


    Morirme sin decirte adiós

    Imagen obtenida de Internet




     No te despediste ni viniste a decirme adiós,
    te perdiste en la distancia, en un sin sentido,
    dejando que mi mente enloqueciera y divagara.
    Y no me dejaste una, ni dos, ¡sino tres veces!

    Yo, que amé tantas veces idolatré tu cuerpo
    como al de una diosa, aunque...
    causé, sin quererlo, a tu amor tanto dolor...
    Hoy solo le pido al pasado... ¡morirme, sin decirte adiós!

    Ya olvidé que en mi carne sufrí tu olvido,
    porque me juzgaste sin darme ninguna opción.
    Hoy vuelvo a viajar rozando con mis dedos el futuro,
    aquel que tu ira y no tu amor, ¡no me perdonó!

    También pienso que los sueños que fueron obviados,
    son los que se fijarán más obcecados dentro de mí ser.
    vivirán y se disculparán por sus pecados,
    los que por no tenerte... ¡fracasaron y olvidaron de mí!