Imagen obtenida en Internet
Me quedo triste y solo, aquí, con tus besos heredados,
impregnado
con tu aroma inmenso a mujer,
con
esos suspiros tuyos que una vez fueron míos
y
con tu cuerpo convulsionando de placer
por
el mío hasta hacerte enloquecer.
Sí,
me quedo con todo lo que creía mío, tus recuerdos,
tu aroma a mujer, tus besos.
Me quedaré aquí, aunque solo, embriagado y roto, y pensando hasta en los días
en
los que no te pude tener.
Te
adoré hasta la extenuación, hasta querer ahondar en tus suspiros y ahogarme en
ellos. Siempre pensando en ti
y
en todo lo que soñé y quise hacer mío.
Mi
mente viaja hoy a ese museo hermoso de tus recuerdos,
anhelando
y reviviendo tus abrazos o tus deseos en mi piel.
Tus
caricias… tus dulces y sentidas caricias a mis anhelos.
Hoy
estoy aquí, en este desconsuelo, con estas lágrimas mías, muriendo y a la vez,
viviendo
justamente
por esos mismos recuerdos.
Amor...
¿qué me diste una vez que ya he olvidado?
¿Acaso
no sabes que mis besos siempre fueron tuyos,
como
también lo fueron mis besos y desvelos?
¡Vuelve,
mi amor!, a la iris de este infausto escribiente que sin ti, navega hacia el
abismo donde mueren tristes y solos,
todos
los una vez quisieron ser poetas.