Me
agitaba en los sueños nebulosos,
perdido
en ese limbo maldito donde,
se te
hacía difícil dilucidar,
si
estabas despierto o dormido...
o en una
horrible pesadilla.
Mi
cuerpo mostraba orgulloso
las
huellas de aquel sueño,
sudaba
copioso
y
temblaba, echándote a faltar.
Recordaba
tus besos,
y me
enfrenté a mis miedos
ganando mi
primera batalla...
Desperté
de mí sueño dónde,
al
sentir tu cuerpo caliente
junto al
mío... di gracias al cielo,
de tenerte
allí conmigo.
Me
abrazaste al sentirme respirar
y volví
a ser hombre bajo ese abrazo
y esas
caricias tuyas
que me
hicieron gemir y delirar.
Después,
te susurré al oído un “te amo” vida mía...
y me
volví a dormir como un niño
duerme
en brazos de su mamá...
ahíto de
felicidad.