Y me
nacieron de las sombras y te robé un beso,
un
caliente beso nacido del amor y del deseo más intenso.
Así fue como hice deslizar mis
manos , lujuriosas, por tu cuerpo
y me
emborraché feliz, bebiéndome cada uno de tus besos.
Tiritaba
mi memoria, analizando, con lapsus de placer que me evocaban los placeres tan
intensos de aquellas ociosas jornadas de candente sexo... haciendo que mi boca soltara suspiros recordando, los orgasmos disfrutados, tras
nuestros eternos encuentros, siempre naufragando en nuestros cuerpos.
Éxtasis
llevados al infinito, gritos y llantos extremos,
surcando
las estelas del tiempo, volviendo los dos una vez más a satisfacer nuestros
deseos y a querer perdurarlos en el tiempo.
Amarramos
nuestros cuerpos a un solo deseo y a las palabras se las llevó el viento, el
amor que nos dimos, fue herido por las horas y los recuerdos,
¡al disfrutar de
tanto amor y de tanto sexo!