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    viernes, 31 de enero de 2014

    Hoy siento la necesidad de decirte cuanto te amo

    Imagen obtenida de Internet


    Hoy siento la necesidad de escribirte
    y decirte con mis letras 
    (ya que con el corazón no puedo) 
    lo que siento aquí, en mi pecho, muy adentro.

    En el mismo cauce donde habita el sentimiento, 
    en mi sangre. Te amo tanto y tanto es lo que te quiero. 
    No sabes lo muchísimo que te extraño, mi amor.

    Deseo tanto que estés conmigo, ¡siempre! 
    hasta desaparecer en el infinito, 
    abrazado a ti, hasta cuando incluso,

    ya esté muy viejo o tú ya estés cansada de mí 
    y deposites mis huesos, secos, 
    yermos y quebrados, en el cementerio.


    Necesito decirte mi amor que, sin ti, 
    soy tan solo un deslucido vacío, 
    Un pergamino arrugado y viejo, sin nada escrito.

    Sin siquiera despedirte con un saludo 
    o un escuálido soneto, avisando al mundo 
    de que alguna vez éste poeta yermo ha existido.

    Mis dedos golpean las teclas, 
    esperando que tú me entiendas, 
    que mientras leas estas líneas, 
    veas o imagines mis ojos brillar

    y sepas verlos cargados de lágrimas secas. 
    Secas pero no yermas, porque son sufridas, 
    angustiosas y enormemente sinceras. 
    Como lo es y será siempre mi amor por ti.

    Siento mi amor, que no te lo digo todo, 
    que se me escapa lo más importante, 
    pero no consigo sacarlo ni a empujones de mis entrañas.


    Tanto tiempo ha estado esperando ahí, 
    que por mucho que yo quiera decirte, 
    se resisten a salir, no por miedo, 
    ni siquiera por vergüenza ¿o tal vez sí?

    La serena vergüenza de saber que nunca tuve valor, 
    salvo para amarte sin esperanza. 
    Pero no quiero acabar estas letras sin que sepas, 
    que pese a que pueda pecar de tristeza, 
    yo fui contigo inmensamente feliz


    Y no me voy sin que borre de mi faz estas lágrimas 
    y las convierta en risas y en besos cálidos de amor 
    para ti porque  ¡Sí, te amo!





    viernes, 24 de enero de 2014

    Perfume de olorosas rosas rojas…




    En instantes te percibo
    y me parece inhalar tu perfume,
    perfume de olorosas rosas rojas…
    aquellas que un día te di a poseer.

    Emergiendo sobre sus espinas
    sobresalen de mi pecho…
    ardientes, lascivas y caprichosas,
    buscando inútilmente como herir.

    No pueden, ya no,
    soy un muerto que camina
    y va de pie…
    destrozado por un beso;
    aquel por el que una vez soñé
    y hoy, está tan lejos…
    como lo estuvo, ella, en el ayer.

    Me pesa sin querer
    cuanto la añoro, sin saber,
    donde empieza el sueño
    Y dónde, alguna vez…

    lo acabaré.


    jueves, 23 de enero de 2014

    Me vacié negándome a lo absurdo



    Imagen obtenida de Internet

    Me he vaciado por completo, 
    nada dejé en mi interior. 
    Camino desnudo y ando descalzo 
    sin sentir ningún rubor. 
    Podría rezar, más soy ateo y no creo en Dios...

    Es cierto, nada en mí parece tener sentido,
    hasta la vida, delante de mí ni me mira.
    ¿Qué más me queda por esperar?
    Tal vez por último ¿dejarme llevar por la ira?

    Siento dolor, desesperación ¡miedo!
    Las lágrimas, gélidas y destempladas
    se van apoderando de mí alma,
    dejando agrietado a mi corazón roto y dolorido.

    Me siento como un trapo de mil usos, 
    sucio y descolorido. 
    Helada ya mi hierática sonrisa, 

    la que dejé para el final. 
    Nada ni nadie ya sigue mis pasos, 
    ella, la muerte, está conmigo…
    ya no quiere esperar.

    El tiempo será el único, 
    en silencio y hasta sarcástico,
    que se acerque muy próximo a mí 
    y me dé la despedida que merezco 
    ¡morir escuchando su atronador tic, tac!





    miércoles, 15 de enero de 2014

    La arranqué de un zarpazo de mis entrañas y de mis sueños

    Imagen obtenida de Internet

    Me voy, me niego a seguir durmiendo, 
    a seguir soñando. 
    Descabalgo al fin 
    de este desbocado caballo de mi fantasía 
    y me pierdo tropezando 
    y cayendo una y otra vez calle abajo.

    No insistí en buscar razones, 
    las sabía de sobra y no eran ficticias. 
    Ella me amaba, lo sabía, 
    tanto como yo la amaba a ella.

    Sin embargo, la suerte estaba echada 
    o quizás fue el destino nos mintió, 
    nos puso ante los ojos un cielo azul, 
    un precioso arcoíris y después se burló, 
    se marchó y nos olvidó.

    No quiero volver la mirada, 
    ni siquiera quiero mirar al frente. 
    Dejé que mis pies cansados 
    arrastraran mi cuerpo por el rugoso suelo,

    doblé entonces más mis hombros 
    y llorando la arranqué 
    de un zarpazo de mis entrañas, 
    de mi vida y de mis sueños, 
    a regañadientes, cabizbajo, doliente y espantado.
    .




    sábado, 11 de enero de 2014

    Te llenaría de besos




    Te llenaría de besos,
    si a mis labios acercaras tu boca
    y dejaras a su alcance
    cuanto de ti ansía mi loco corazón.

    Me recrearía en tu cuerpo,
    esa curvilínea figura, grácil y graciosa,
    Perfecta para ser amada,
     gozada y disfrutada hasta no poder más.

    Me vuelvo inseguro,
    retraído, caprichoso,
    Con tan solo imaginarte en mis brazos,
     Amada mía..
    .
    Soy como el perro lazarillo de un ciego,
    con hambre, sediento y ansioso de caricias…
    las tuyas, las únicas que quiero y de nadie más.

    Por esa razón me vuelvo loco de pensarte…
    de sentirte tan lejana,
    Sin una razón que me obligue a pensar
    que un día tal vez, tu y yo…
     nos volvamos encontrar.


    viernes, 10 de enero de 2014

    Eso somos tú y yo, héroes inocentes del infortunio…


     


    En la inmensidad de tu mirada,
    Veo yo la senda que he de recorrer,
    Lugar remoto donde los haya…
    Caricias de una bella y hermosa mujer.

    Sintiendo como estoy sintiendo, el corazón,
    En este baile incierto que danza burlón en mí pecho,
    Esperando quizás, al abrazo cálido de mí amada,
    Aquella cuyo nombre no he de pronunciar.

    Duele el alma… ver su imagen enamorada,
    Silenciosa y taciturna mirándose en el ayer,
    Dolor cierto de un amor frustrado y perdido…
    Llagas que sanguinolentas son vencidas al atardecer.

    Eso somos tú y yo, héroes inocentes del infortunio…
    Herederos de lo inconcluso y pensamientos infinitos,
    Buscando tal vez, en el ocaso… un nuevo amanecer.
    Pero ¡no! (me asusta mi grito), 
    el silencio no nos ha de vencer. 

    sábado, 4 de enero de 2014

    Pero no, no puedo gritar… que es a ELLA a quien amo

     

    Quisiera gritar, sin miedo, sin buscar razones, sin excusas
    Sin pensar si ofendo u hago daño a alguien más…
    Pero gritar… gritar profundo, desgarrado por dentro
    y con estas ansias que me consumen cada una de mis fuerzas.

    Y no puedo… ella, la mujer que amo, se debe mantener oculta,
    Lejana y esquiva, (sin ella desearlo) no la puedo defraudar.
    Ella, es la estrella que ilumina cada uno de mis pasos,
    La luna que me alumbra y hasta el sol abrasador que me abrasa.

    Y no grito… no debo, aunque mis deseos son grandes,
    Casi tan grandes como el de tenerla entre mis brazos y… amarla.
    Mientras… este grito, se hace hierro candente, traspasa mis entrañas,
    y me está matando…

    Pero no, no puedo gritar… que es a ELLA, (sin gritar su nombre) la mujer que más amo.


    viernes, 3 de enero de 2014

    SOLEDAD

     

    SOLEDAD



    Camina despacio… sus pies parecen pesarle como si el calzado llevara plomo.
    Su mirada gris permanece fija en la distancia, en un punto indefinido, sin importarle lo que ve.
    Siente que su vida no tiene ningún futuro, que a nadie le importa y que sus temores, al fin cumplidos, son tan solo suyos y, así es… está sola, perdida en la inmensidad de un negro océano, que solo vive dentro de su inconsciencia.
    Olvidada de los que amara… odiada por todos los que un día la amaron.
    Por algo su nombre es SOLEDAD.


    miércoles, 1 de enero de 2014

    Sin dejar que se escapen de nuestras bocas

     




    Deja que se junten tus manos a las mías
    Y déjame entrelazar mis dedos a los tuyos
    En una caricia que los envuelva…
    Y nos haga sentí el bullir de nuestra sangre.

    Que los latidos presurosos de ambos corazones
    Se rompan y quiebren en gemidos, en suspiros roncos
    Que nos hemos de beber sedientos…
    Sin dejar que se escapen de nuestras bocas.

    Deja que me muera en tus adentros…
    Quiero ser un recuerdo, una décima de segundo tal vez,
    Aunque estaré satisfecho si vivo para siempre en ti…

    Donde nos perdió una sola vez el sentimiento.