Deja que se junten tus manos a las
mías
Y déjame entrelazar mis dedos a los
tuyos
En una caricia que los envuelva…
Y nos haga sentí el bullir de
nuestra sangre.
Que los latidos presurosos de ambos
corazones
Se rompan y quiebren en gemidos, en
suspiros roncos
Que nos hemos de beber sedientos…
Sin dejar que se escapen de
nuestras bocas.
Deja que me muera en tus adentros…
Quiero ser un recuerdo, una décima
de segundo tal vez,
Aunque estaré satisfecho si vivo
para siempre en ti…
Donde nos perdió una sola vez el
sentimiento.