Soy prisionero de los sentimientos,
razones, si las busco, no me faltan,
soy además sincero, sin aprietos,
las verdades me atraen y estimulan.
Viajo siempre desnudo y sin secretos,
los tiempos transcurren lentos, se adueñan
por instantes de mis sueños y objetos.
Soy como el olivo viejo... en su afán
por llegar a ser el más decrépito,
fijo en la tierra, poca agua y sustento.
Así soy yo... duro, seco y abyecto.
Prisionero de mi lengua, abierto,
pero al mismo tiempo... frío y adicto
a las caricias, besos y al afecto.