Imagen obtenida de Internet
Siempre se creyó fuerte, dura y seca.
Cuando en realidad era lana virgen.
Creía amar y se entregaba loca...
ciegamente, sin ambages, ni margen.
Para ella, era poesía arabesca.
Sueños... diluidos, rotos, en origen.
En una poza fría y canallesca,
donde los amores falsos emergen
Y donde los injustos se apoderan,
cargados de crueldad, de las sonrisas
y la bondad de aquellos que los aman.
Por eso ella sigue sola, sin prisas
y sin pausa... persiguiendo a su Adán...
feliz, buceando bajo las olas.