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    sábado, 31 de mayo de 2014

    Hoy me han acorralado los recuerdos...

    Imagen obtenida de Internet


    Hoy me han acorralado los recuerdos...
    se han presentado de repente, cogiéndome por sorpresa. 
    Como un fogonazo de luz que lo inunda todo, después... 
    explosionó en mí destrozando cada molécula de mi piel.

    ¿Cómo olvidarme de lo que significaste en mi vida? 
    eso es imposible, en mi vida... ¡lo significas todo! 
    Es verdad que los dejé apartados todos.

    Que los enterré en un reducto miserable, 
    después de emborracharlos con la hiel de mis entrañas, 
    dejándolos nadando en mí sangre,
    diluidos como crepúsculos microbios 
    a un olor a putrefacción de un muerto redivivo.

    Hoy, es cierto, todo me estalló en la cara, 
    me diseccionó, cuarteó y convirtió, mi mente, 
    en un amasijo de recuerdos en imágenes,
    entre las cuales, habría dado yo el alma,
    para que todos ellos hubieran muerto conmigo.



    Cada caricia en tu cuerpo, o cada suspiro tuyo en mi oído

    imagen obtenida de Internet 

    Te miro enamorado, te aspiro,
    te inhalo, te sueño y a la vez te vivo.
    Eres una realidad deseada, querida
    y para siempre, por mi disfrutada.

    Me recreo en cada movimiento tuyo,
    sobre mí, al lado, de espaldas o debajo.
    Te anhelo tanto como te deseo.
    Y tanto o más que como te gozo o disfruto.

    Cada caricia mía en tu cuerpo, 
    o cada suspiro tuyo en mi oído, 
    es el paradigma de un gemido o un orgasmo obtenido.
    Te amo, te amo... ¡TE AMO!

    Pese a mi espalda doblada,
    y las arrugas que se mi imprimen en la frente,
    pero sobre todo a mis quejosos años,
    o el chasquido de mis huesos al amarnos.

    Nada de eso me importa, cariño, si tú estás conmigo, 
    a tus caderas abrazado, tú encima o yo sobre ti,
    los dos jadeando, sudando y sintiendo a la vez
    el infinito goce llegado al cenit, tan deseado y al final, 
    alcanzado por los dos al unísono.







    viernes, 30 de mayo de 2014

    Dulce melodía se me confunde con tu voz y tus pasos al caminar...


    Imagen obtenida de Internet


    Te miro con deseo, tú, me devuelves la mirada, vibrante, como enaltecida, siento que ya no habrá sosiego para mí en el mismo instante en que veo cómo me miras... Te me aproximas y riegas con tu ternura la simiente de esta tierra. ya seca y enajenada, cubierta de harapos, de fracasos y senderos difuminados... Veo como mi sosiego se convierte en un mar embravecido y que mi cuerpo navega ya por tus cerros sin dirección calma ni guía, fundido a tus deseos y a tus ansias...


    Te recreas en mi abrazo y enalteces mis venas siendo la soberana diosa de mis sentidos más perversos...
    Por amarte toda y ansiarte hasta lograr fundirnos los dos en uno, al grito de la luna llena... En ese mismo lecho me calzaré tu cuerpo, mis manos te recorrerán entera y beberé de tus suspiros esperando al amanecer de tus gemidos, para sostenerlos con mis besos y fundirlos en mis venas...



    Pienso mientras tanto en aquel necio, aquel idiota, amante estúpido que te rechazó, cuando tú eres la siembra del olivo, la arena del desierto hecha carne, seca de ansias, pero húmeda de caricias y abrazos...
    Eres el deseo puro buscando dichas sin fin. Eres la llama ardiente de una encendida pasión que en tu cuerpo arde y a la vez nos consume a los dos...
    Ven, mujer, fúndete a mi deseo, a mis ansias de poseerte, a las llamas que me consumen... a este corazón latente que te busca y que morirá en tu playa por tenerte.
    No te detengas y envuélveme con tu arrullo. Hazme preso de tus ganas, de tus ansias... soy tuyo... y aquí sigo, debajo de las sábanas, impregnándome de tu aroma y de tus fluidos.
    Siente como afloran mis deseos y cómo se estremece cada fibra de mi sexo cuando sobre tu cuerpo exclama... “Ven, te deseo, te haré mía y fuente eterna de mis ansias...”


    Me quemo con cada sílaba que pronuncias... no las dice tu voz, las escribes y son como flechas aceradas que se clavan en mi alma... aunque es mi cuerpo, vencido por mis ansias, el que las sufre, danzando en silencio, sordo ante el arrullo de tu mirada... ven, deja que me consuma en tu hoguera y me convierta en primavera. Después, cuando esté consumido y convertido en cenizas... cógeme entre tus dedos... sopla y lánzame de nuevo a tu hoguera.


    Te muerdo, chupo y lamo cada esencia, cada pliegue o poro de tu piel... mi sexo no se corrige, se lanza sin freno buscando con desesperada pasión tus profundidades... no lo dejo, sujeto su ímpetu latente, su desenfreno y lo aíslo, lo aprieto entre mis muslos, lo ato, lo apreso... no consiento que se hunda en tu interior, húmedo, caliente y deseoso por devorarlo... antes, quiero deleitarme, comerte a besos, lamidas o mordidas, degustándote... Mmm me abraso, me quemo, estoy tan encendido que sería capaz de derretir el hielo... me pides, me sobrestimas, acaricias y mimas... ¡me puedes!
    Mi estómago se agita, se retuerce, mi vientre se endurece, mi sexo grita, me sacude, forcejea... no puede más...




    Te estremeces cuando ya no puedo más y te cedo el placer... me sumerjo en tu profundidad, navego por entre tus gemidos y me atraganto con tus suspiros... mi cuerpo se agita sobre ti, tu cuerpo se arquea queriendo sentir aún más... me vuelvo loco, agresivo, peleón, sin dejar de penetrar en tus entrañas, lengüeteo avaricioso la aureola de tus senos, y doy mordiscos sobre la cereza de tus bravas posesiones...


    Me arrancas gritos de placer con tu juguetona y lujuriosa lengua... tus manos se convierten en zarpas rabiosas cuando me apresas de las caderas y empujas hacia tu cuerpo que yace bajo mi cuerpo, sudorosos los dos... enriqueciéndose ambos de los orgasmos alcanzados al unísono... gritos de nuestras bocas enzarzadas en una misma lucha, en una única batalla, nos indican que el paroxismo llegaba a su cenit...




    Después.... nos quedarán nuestros besos, abrazos, caricias y suspiros lanzados a la par por nuestros labios humedecidos de placer... seremos dos seres enamorados, dos bastiones en guerra contra el mundo, contra sus desidias e injusticias y también combatiremos contra nuestros propios fracasos.





    jueves, 29 de mayo de 2014

    Pequeños poemas 2






    XVII

    Con tristeza y compungida, la bella,
    observó a su estrella,
    ésta estaba en tierra,
    vieja, raída y sin brillo,
    no volvería a ser jamás de nuevo,

    la preferida del universo.






    XVIII


    Triste y sola en la ventana,
    contemplando melancólica las estrellas,
    se figura ser hermana
    y brillar con la misma intensidad que ellas.

    Transpira, alienta y bebe de su luz
    se alimenta con pasión de su belleza,
    se acaricia con ternura a su trasluz
    y no deja de tener miedo a su grandeza.




    XVIIII


    No hay esperanzas... mi barco ya se fue


    Tengo raíces en los pies
    de estar tanto tiempo varado
    en esta orilla del río,
    no sé cuándo mi barco partió,
    solo sé que me quedé solo
    y perdido.

    Maldita mis ansias de fe,
    aquellas que me llevé conmigo,
    tristemente olvidé,
    que no flotaban...
    y en el agua se han hundido.


    Vivo angustiado mirando el horizonte,
    apenas sin tener ningún sentido,
    pues no soy de atender a razones
    y estoy siempre roncando y dormido.


    Sé que me aqueja el mismo mal de la abeja,
    recojo mi miel y la guardo...
    queriendo tener contenta
    a esa que todos dicen ser la abeja reína.




    XX

    No pinchan las rosas ni hieren,
    por estar cubiertas de espinas,
    pinchan y hieren por su belleza,
    cuando al acercarnos a contemplarlas,
    inhalar su aroma y querer tallarlas,
    quedamos prendados, nos fascinan y embelesan
    y pasamos de ser mortales,
    a ser simples muñecos o marionetas.




    XXI


    Clávame en tu cuerpo,
    como se clava la pasión al deseo.
    Quiero estar en tu cuerpo
    y gozarte muy adentro.

    Fundirme con tu caudal de espuma
    entre venas, vísceras y sonetos.
    Quiero morir de amor en tu sangre
    y renacer después de un suspiro...
    en tu aliento.





    XXII

    Me dejé arrebatar la esperanza,
    perdí la fe y la ilusión,
    pero algo me grita en lontananza,
    que aún me queda el corazón.





    XXIII

    Embelesa la contemplación de la luna,
    su brillo, nos encandila, emociona,
    nos convierte en poetas y más humanos;
    mientras a la tierra estremece y hace rugir llorando.





    XXIIII

    Bella, hermosa, dulce y tierna,
    un hada azul entre un millón de estrellas,
    con sonrisa de algodón y caricias de seda.
    Vive en alud de multitudes,
    en su reinado de sueños y quimeras,
    donde el más osado querría besar sus labios
    y el soñador... solo sentir su aliento perfumado.




    XXV

    Devuélvele la caricia al tiempo,
    el beso al aire y la vida a quien te la dio.
    Dale el arrullo al silencio,
    o despierta al sueño
    y dale un abrazo a su corazón.

    ¿Qué quién soy?
    Soy la vertebra de un átomo,
    el ulular de un latido cansado o,
    el roce de un suspiro en el labio del amor.




    XXVI

    Arderé en llamas,
    me convertiré en cenizas,
    pero nunca rechazaré
    un abrazo ni una sonrisa.
    En cambio no esperes de mi
    que te salve de tu infierno,
    porque el mío
    es aún más temible, doloroso
    y mucho más duradero.




    XXVII


    La oscura senda se desdibuja bajo mis pies
    provocando ecos que chocan contra las oquedades de mi alma.
    Los silencios me conmueven, me acreditan como dueño,
    como el legítimo heredero de mis sueños...

    ¿Quién me hará entonces sonreír y pensar en la primavera
    cuando ya he traspasado la puerta ocre y deslucida del otoño?




    XXVIII


    Se ilumina el gran ojo de la creación
    cuando ve como tu terso rostro se sonroja,
    tropiezan con gracia tus pequeños pies
    se te avivan las ilusiones,
    y se te agrandan las esperanzas,
    entonces y solo entonces
    él te gritará desde el umbral del infinito
    ¡ya estás preparada, ven!
     





    domingo, 25 de mayo de 2014

    No hay esperanzas... mi barco ya se fue

    Imagen obtenida de Internet



    Tengo raíces en los pies 
    de estar tanto tiempo varado 
    en esta orilla del río, 
    ni sé cuándo mi barco zarpó, 
    solo sé que me quedé triste, 
    solo y perdido.

    Maldigo mis ansias de fe, 
    aquella que me llevé conmigo, 
    aunque tristemente la olvidé, 
    porque vi que no flotaban 
    y en el agua revuelta 
    se han hundido y ahogado.

    Vivo angustiado, 
    desilusionado y perdido, 
    mirando y buscando 
    en el horizonte, 
    no sé el qué porque, 
    nada tiene ya ningún sentido, 
    pues no soy yo de atender a razones
    y estoy siempre roncando y dormido.

    Sé que me aqueja el mismo mal de la abeja, 
    recojo mi miel y la guardo, 
    queriendo tener contenta 
    a esa a la que todos obedecen 
    y a la que llaman o dicen que es la abeja reina.






    Pequeños poemas de amor y desamor

    Nace la eternidad en cada memoria,
    en cada ser que respira
    hay un ser de luz, un ser eterno,

    un ser divino.


    II
    La desidia puede ser tu peor enemigo,
    te embrutece, te aísla, te ata y perturba,
    sujetándote con las gruesas cadenas
    de la pereza y la gula.



    III
    Mi amor no escuchará cuando le hable,
    porque será mi corazón quien me calle,
    no siendo dueño de mis palabras ni de mis acciones


    IIII
    La vida, la mejor amiga del destino,
    sobre todo si se la empuja
    y se la hace que ande...




    V
    Me quise envolver con el manto de la indiferencia y
    fue la indiferencia la que me sacó del manto a patadas.



    VI
    No escuches a aquellos que te hablan de amor
    para luego coartar tu libertad exigiéndote sacrificios
    y añadiendo después, para justificarse;
    que te quieren solo para ellos, piensa que;
    Los celosos no aman, poseen.
    Los celosos no se entregan, te atan a ellos y te absorben.
    Los celosos no te aseguran su fidelidad, te exigen la tuya.
    Los celosos no son enfermos, ellos mismos provocan la enfermedad.
    Recuerda, si a tu pareja no le gusta como actúas, vistes o calzas...
    no es que quiera lo mejor para ti, sencillamente... que no te ama.



    VII

    No tengo palabras,
    siento que se me escapan
    por entre mis labios entreabiertos,
    agitado, sudoroso e inquieto por tus besos.
    Te tuve tan fuertemente apretada,
    suspirando y gimiendo,
    aceptando mis impulsos,
    mi carne en tus entrañas,
    que,
    se me secaron en la garganta
    las insinuaciones
    y se quemaron en mi lengua las esperanzas.




    VIII
    Me así de la luna, con fuerza remonté el vuelo,
    acaricié con mis manos blancas un sueño...
    ruborizado de amor y de esperanza.
    Mis alas abiertas, el corazón rebosante de cielo...
    hoy la luna se ha ido, entristecido la velo, ya no quiero soñar,
    desperté y me caí de mi sueño.




    VIIII

    No busco gloria ni un pedestal,
    busco sombras que,
    en el otoño de mi vida,
    me resguarden con su sombra,
    con una parte de su felicidad.




    No rememoraré los silencios entre tu y yo, 
    solo aspiraré el aroma del ayer,
    cuando mi voz era la llama
    y tu cuerpo, el quinqué.




    XI

    Fuiste como sorbo
    de amargo vino,
    del que bebí
    sin sed,
    hasta hartarme.
    Fui culpable,
    no lo negaré, de beber
    y no saber parar a tiempo.



    XII


    Vertí en mis sueños
    las vanas esperanzas
    de una ilusión efímera,
    Como acuífero,
    fui vertiendo mi caudal
    hasta agotarme, después…
    Volví a cerrar los ojos
    y a dormirme,
    deseando nunca más despertarme.





    XIII


    Tengo la certeza que me estoy perdiendo algo,
    Una sensación que, como hormiguita aventurera,
    se me mete en las entrañas.
    No sé qué es lo que busca ni qué es lo que quiere,
    solo sé que parece avisarme, que me avisa,
    Que me incita insistentemente en mirar atrás,
    tal vez para descubrir
    qué fue lo que me dejé tan importante.




    XIIII


    Me diste soledad,
    silencios
     que se abrazaron a mi oscuridad...
    caricias de piel herida,
    palabras hirientes
    y mucha ironía.
    Hoy el día amaneció
    con el cielo gris,
    triste y acongojado,
    y no,
    no es buen día
    para poder olvidar...
     






    XVI
     
    Me mientes,
    pero no sales victoriosa
    ni disfrutas de mi derrota,
    sales en silencio
    de mi vida,
    con apenas un suspiro,
    desvirtuando mi memoria.
    Eres Selene,
    la gran Diosa”
    la perpetua llama de la discordia,
    la enferma o la esclava intocable.
    Hoy la noche se me hizo eterna,
    infinita e insondable tu risa...
    al acabar la noche
    después de desgarrarme.