Imagen obtenida de Internet
No me hagas pensar en lo absurdo de nuestra situación,
porque
es inútil preguntarse quién falló ¿o es que no fuimos los dos?
¿Para qué
marcarse la tortura de intentar averiguar la causa
si al final las mentiras
tienen las patas muy cortas y la verdad muy veloz.
No vuelvas la cabeza para mirar hacia atrás, no merece la
pena,
la felicidad hace ya tiempo que desapareció por una esquina
sin despedirse ni decirnos a ninguno de los dos adiós,
tampoco
nos pidió perdón.
De nada nos sirve pues recordar cuánto nos amamos los dos,
eso
fue un espejismo, una ilusión de los dos que ya fue y ya pasó.
Ahora debemos continuar los dos caminos por separado,
apartando al bosque que no nos dejaba ver.
Dejando a la vera del camino a la nostalgia,
embaucadora de lo que fuimos, impregnando el aire.
Me llevaré
mis sueños conmigo,
a cuestas, soportando la insidia y desapasionada imagen de la soledad.
La única compañera de la que sé nunca me dejará,
fundida a mi
condición de perdedor.
Lágrimas osadas retomarán su cauce en este rostro
que pese a
ser viejo, sigue aún vivo.