Imagen obtenida de Internet
No
me puedo engañar más,
he
de ser sincero conmigo mismo,
engañarme
por más tiempo
es
sufrir, llorar en balde.
No
busco el amor, no por no desearlo,
tampoco
por no necesitarlo.
No
lo busco por una sola razón,
no
sabría cómo retenerlo o agasajarlo.
El
ayer se llevó mi única sorpresa,
la
mensajera, la oda, ¿o fue el verso?
tal
vez se lo debiera preguntar a mis silencios…
O
¿volver sobre mis pasos a gritárselo al viento?
Veladamente
escucho a mí corazón decir;
«fuiste
el puente cortado, el camino cerrado,
la
tierra yerma que te anegó el alma y te inundó el cuerpo
pudriéndose éste ¿cómo entonces
quieres sentir?
Un
día, y en una sola dirección, lanzaste
el cruel dardo envenenado. Aquel que en una sola planta germinó la semilla de
la rosa, la cual hoy, seca y mustia quedó,
tras tu paso envenenado».