imagen obtenida de Internet
Te miro enamorado, te aspiro,
te inhalo, te sueño y a la vez te vivo.
Eres una realidad deseada, querida
y para siempre, por mi disfrutada.
Me recreo en cada movimiento tuyo,
sobre mí, al lado, de espaldas o debajo.
Te anhelo tanto como te deseo.
Y tanto o más que como te gozo o disfruto.
Cada caricia mía en tu cuerpo,
o cada suspiro tuyo en mi oído,
es el paradigma de un gemido o un orgasmo obtenido.
Te amo, te amo... ¡TE AMO!
Pese a mi espalda doblada,
y las arrugas que se mi imprimen en la frente,
pero sobre todo a mis quejosos años,
o el chasquido de mis huesos al amarnos.
Nada de eso me importa, cariño, si tú estás conmigo,
a tus
caderas abrazado, tú encima o yo sobre ti,
los dos jadeando, sudando y sintiendo a la vez
el infinito goce llegado al cenit, tan deseado y al final,
alcanzado por los dos al unísono.