Imagen obtenida de Internet
Te miro con deseo, tú, me devuelves la mirada, vibrante, como
enaltecida, siento que ya no habrá sosiego para mí en el mismo instante en que
veo cómo me miras... Te me aproximas y riegas con tu ternura la simiente de
esta tierra. ya seca y enajenada, cubierta de harapos, de fracasos y senderos
difuminados... Veo como mi sosiego se convierte en un mar embravecido y que mi
cuerpo navega ya por tus cerros sin dirección calma ni guía, fundido a tus
deseos y a tus ansias...
Te recreas en mi abrazo y enalteces mis venas siendo la
soberana diosa de mis sentidos más perversos...
Por amarte toda y ansiarte hasta lograr fundirnos los dos en
uno, al grito de la luna llena... En ese mismo lecho me calzaré tu cuerpo, mis
manos te recorrerán entera y beberé de tus suspiros esperando al amanecer de
tus gemidos, para sostenerlos con mis besos y fundirlos en mis venas...
Pienso mientras tanto en aquel necio, aquel idiota, amante estúpido que te rechazó, cuando tú eres la siembra del olivo, la arena del desierto hecha carne, seca de ansias, pero húmeda de caricias y abrazos...
Eres el deseo puro buscando dichas sin fin. Eres la llama
ardiente de una encendida pasión que en tu cuerpo arde y a la vez nos consume a
los dos...
Ven, mujer, fúndete a mi deseo, a mis ansias de poseerte, a
las llamas que me consumen... a este corazón latente que te busca y que morirá
en tu playa por tenerte.
No te detengas y envuélveme con tu arrullo. Hazme preso de tus
ganas, de tus ansias... soy tuyo... y aquí sigo, debajo de las sábanas,
impregnándome de tu aroma y de tus fluidos.
Siente como afloran mis deseos y cómo se estremece cada fibra
de mi sexo cuando sobre tu cuerpo exclama... “Ven, te deseo, te haré mía y
fuente eterna de mis ansias...”
Me quemo con cada sílaba que pronuncias... no las dice tu voz,
las escribes y son como flechas aceradas que se clavan en mi alma... aunque es
mi cuerpo, vencido por mis ansias, el que las sufre, danzando en silencio,
sordo ante el arrullo de tu mirada... ven, deja que me consuma en tu hoguera y me
convierta en primavera. Después, cuando esté consumido y convertido en cenizas...
cógeme entre tus dedos... sopla y lánzame de nuevo a tu hoguera.
Te muerdo, chupo y lamo cada esencia, cada pliegue o poro de
tu piel... mi sexo no se corrige, se lanza sin freno buscando con desesperada
pasión tus profundidades... no lo dejo, sujeto su ímpetu latente, su desenfreno
y lo aíslo, lo aprieto entre mis muslos, lo ato, lo apreso... no consiento que
se hunda en tu interior, húmedo, caliente y deseoso por devorarlo... antes,
quiero deleitarme, comerte a besos, lamidas o mordidas, degustándote... Mmm me
abraso, me quemo, estoy tan encendido que sería capaz de derretir el hielo...
me pides, me sobrestimas, acaricias y mimas... ¡me puedes!
Mi estómago se agita, se retuerce, mi vientre se endurece, mi
sexo grita, me sacude, forcejea... no puede más...
Te estremeces cuando ya no puedo más y te cedo el placer... me
sumerjo en tu profundidad, navego por entre tus gemidos y me atraganto con tus
suspiros... mi cuerpo se agita sobre ti, tu cuerpo se arquea queriendo sentir
aún más... me vuelvo loco, agresivo, peleón, sin dejar de penetrar en tus
entrañas, lengüeteo avaricioso la aureola de tus senos, y doy mordiscos sobre
la cereza de tus bravas posesiones...
Me arrancas gritos de placer con tu juguetona y lujuriosa
lengua... tus manos se convierten en zarpas rabiosas cuando me apresas de las
caderas y empujas hacia tu cuerpo que yace bajo mi cuerpo, sudorosos los dos...
enriqueciéndose ambos de los orgasmos alcanzados al unísono... gritos de
nuestras bocas enzarzadas en una misma lucha, en una única batalla, nos indican
que el paroxismo llegaba a su cenit...
Después.... nos quedarán nuestros besos, abrazos, caricias y
suspiros lanzados a la par por nuestros labios humedecidos de placer... seremos
dos seres enamorados, dos bastiones en guerra contra el mundo, contra sus
desidias e injusticias y también combatiremos contra nuestros propios fracasos.