Y mecido en un suspiro
Viajó hasta tu sueño...
Entrándote tan adentro que,
Fue tuyo hasta la muerte...
Y contigo... se hizo eterno.
A mí me dejaste solo... sin aliento.
Mi esperanza inquieta... te buscó,
Mas... ese sueño se hizo luz
Y una vez en el cielo... se apagó.
Al alma encandilada pedí;
"Ahora no me dejes también
Pues solo me quedas tú..."
El alma... me sonrió,
Me abrazó con sus alas invisibles
Y mi viejo corazón... lloró.
Al Dios eterno... pedimos bienes
Sin poder siquiera imaginar,
Que al morir... solo aire... y recuerdos;
Para bien o para mal... nos dejarán pasar.