Imagen obtenida de Internet
El pesar de las horas es como un lastre para mi alma
y duele el
negro duelo que revive en mí
el cruel fantasma del desamor para después
abandonarme en el abismo más insondable y absoluto
de mis deseos.
Dolor lacerante del enfermo que presiente
a la lentitud de las
horas burlándose
de sus lloros y de sus lastimosas plegarías...
Y el tiempo no transcurre,
se dilata en las noches y cambia
incluso la noche por el día
pero no avanza y se masifica en mi angustia
y se acentúa en
mis miedos y fobias.
Ni el tic, tac, del reloj de la mesita de noche
saltando de un número a otro consigue
calmarme la tristeza y
duele...
DUELE Este infierno en forma de tic, tac,
que envenena mis noches,
tan ansiosas de sueños, de amor y de
paz...
Odio la forma en que me domina la rabia
y desprecio a esta cólera y a esta ira,
¡que no me deja vivir ni respirar!