Imagen obtenida de Internet
En
mi lecho yace ella desnuda,
Aún está
húmeda del baño.
Su
rizado cabello sobre el rostro,
mostrándome
apenas sus ojos.
Me
mira sonrojada, y son sus ojos tan
vivarachos,
que
en mi pecho producen quebrantos
suspiros
y estragos.
¡Dios!
Me pregunto: ¿Cómo puede un corazón
latir
tan rápido y atropellado?
Me
sonríe feliz y lo hace con picardía
y a
la vez con tanta dulzura
que
me estremezco de solo volver a pensarlo.
No
quiero evitarlo
¡ni
deseo posponer el momento!
Cual
naufrago sediento
¡la
beso al fin y me sacio!
Llenándome
y satisfaciendo toda esta sed
que
llevaba tanto tiempo postergada,
de
amor y pasión, tan anhelada y deseada.
Hasta
embriagarme y dormirme después rápido
¡para
volver de nuevo a soñarla!