Imagen obtenida de Internet
No puedo escapar de mí, no hay solución,
mi vida, que apaga, errática de pensamiento,
no tiene apenas ya lustre ni poesía.
Carencias quizás, del último hálito de vida...
Me voy y desaparezco dentro de este orden
donde anidan las ideas para dejarlas volar libres,
sin
ataduras que las envuelvan o aten.
Me evado de esta prisión de huesos, sangre y de su carne,
y de
este corazón que, quedo y callado, late sangrante.
No me busquéis... no pienso volver para disculparme,
No me busquéis... no pienso volver para disculparme,
asumo ya
mi ida como punto final para no volver jamás.