Y te dieron el poder,
no sólo de ser la dueña absoluta,
no eres el premio ni eres parte de un pastel,
eres tu dueña... tu única dueña.
Nadie manda más que tú;
tus pensamientos son órdenes
y tu mirada es el patrón
que debe encelar las almas.
No titubees...
solo deja que se escuche tu voz
y hasta tú misma te sorprenderás...
¡eres un volcán en erupción!
No lo dudes más...
solo tú, eres dueña... ¡de ti misma!
no esperes un segundo más para avanzar,
sitúate en la parrilla de salida;
¡y lánzate a luchar, sin esperar a que nadie
tenga que dar la orden de salida!