Que historia sin contar
se me quedó entre los dedos,
diluida invisible en su esencia,
sin mayor esfuerzo del tiempo.
Días que suplí ciego
cambiándolos por horas de melancolías...
intentando torpemente ganarle segundos a la vida
que se nos escapaba postrera.
“Sí, ésa que vivimos los dos sin sentido”.
Acariciaba suave y cariñosamente su latir,
no queriendo despertarla... deseando dormir a su lado.
Historias impensables que nos hirieron, sin armas,
solo con sus suspiros o con sus ardientes alientos...
¡Nuestras bocas, secas y sedientas huyendo del tiempo!
Amarnos… sin atrevernos a entrever nuestro sufrimiento,
persiguiendo unos simples sueños; ¡para regalárselos a la
aurora!
"Cuantos pensamientos evadí, en una mente perezosa...
mutilada, en una soledad espantosa,
como aquel río que va a morir a la mar...
sin tener que navegar por sus cauces."
Me lastima la idea, de este pobre recurso de poeta
sin recursos, “salvo estas pocas letras”,
para volver a decirte desde mi libertad...
¡Mi vida, solo quiero vivir para amarte!