Vive en mis antojos
la perla increíble de su mirada,
de soslayo la contemplo
y se fusiona la tristeza con mi llanto,
pereciendo triste junto a mí desencanto.
La digo en leve susurro
¡te amo… mí amor!
y es tan necia en sus formas que
me llega a desarmar con su desconfianza...
¡te amo… mí amor!
y es tan necia en sus formas que
me llega a desarmar con su desconfianza...
Lo repito mil veces y cada vez lo hago más fuerte
¡te amo, mi amor, cada segundo mucho más!
¡te amo, mi amor, cada segundo mucho más!
y sus oídos permanecen cerrados... al igual que sus ojos.
Por mucho que yo lo grite y lo repita,
¡no me quiere escuchar!
¡no me quiere escuchar!
La vida trascurre plácidamente,
mientras tanto me olvido de la razón,
no soy yo quien no habla... y calla,
mientras tanto me olvido de la razón,
no soy yo quien no habla... y calla,
es ella... ella misma ¡la que no me quiere escuchar!
Suena en su tintinear... mis latidos,
queriendo correr a buscarla,
mas la razón me niega el camino...
mi destino... será de nuevo, perdonarla...
y esperar, tan solo esperar...
queriendo correr a buscarla,
mas la razón me niega el camino...
mi destino... será de nuevo, perdonarla...
y esperar, tan solo esperar...