Quiero dejar de respirar,
sufrir el vacío del oxígeno que
me lleve a la muerte...
silenciando a su vez al alma.
Acallar para siempre este horror
de vivencias nefastas sufridas
Y alejarme en espíritu...
hacia mi ansiado, deseado final.
Evadirme entre las negras sombras
y oscurecer de llanto mis ojos,
envolviéndolos después con el frío manto
de la muerte.
No quiero vivir en esta mísera desigualdad.
No, no valgo... tampoco creo que exista,
solo soy un parásito, un ente, sin dignidad.
Mi vida solo es un continuo
ir y venir... hacia ningún lado.
Me asombro incluso, de hasta dónde he llegado. ¿Y de lo
conseguido ?...
¡Que barbaridad!
lo tuve casi todo en la vida
(sin merecermelo)
mujer, hijos... amigos, ¡un hogar!
Y hasta planté (no un árbol)
sino, muchos más... tan solo me faltó,
publicar un libro.
“Tal vez quizás a mi muerte
se llegue, algún día, a publicar”.
No me quiero nada... (creo que se nota).
Y estoy hasta los mismísimos de mí…
no me aguanto más,
no siento añoranza de la vida...
sólo deseo descansar;
y a poder ser que sea... eternamente.
No quiero pensar... sólo huir y llegar
hasta las mismas profundidades del infierno.
Desaparecer donde nadie me encuentre,
y nadie pueda hacerme más daño...
¿Pido tanto...?
¿por qué se me tiene que negar ese derecho?
¡si ni siquiera lo valgo!
Soy un enorme pedazo de carne andante...
comiendo, respirando
y asintiendo con la cabeza;
a quien me amarga la vida.
Solo tres cosas me mantienen con vida...
Una me dio la vida,
las otras dos...
¡Nacieron de mi sangre y son ya parte de mi ser!