De nuevo
esperé sintiendo la piel temblar
pensando
por instantes que, ella, podría estar aquí...
No es
así, duele... y me pesa la pena,
y la
boca del estomago se me hace llanto.
De nuevo
mi memoria... falla,
me hiero
sutilmente; sin arma sangrante,
sólo con
el pensamiento, pero, vaya arma tan cobarde que,
sin
herir... ¡me hace sangre!
Duele
amarte así,
sin
esperanzas, sin gloria... sin fe.
esperando
horas de plenilunio
sin
luna... e imaginándola por ti.
Y se me
hace eterno y distante,
navegar
por este río sin caudal,
cargadas
las espaldas de alambres de espino,
hiriéndome
en cada brazada... y ahogándome
en cada
inmersión del alma ¡por buscarte!

