Si me quisiste
y fui el ladrón de tus besos
acaricié tu rostro con mi aliento
y dejé en tus sabanas,
el aroma a placer de mis deseos.
No sientas ahora que, no soy nada...
Se que me marché sin despedirme,
que mi boca no besó
por última vez tus labios;
en muda despedida...
Que huí como un prófugo
ante la ley (no del hombre)
si no la de dios...
Que tus lágrimas,
ni siquiera llegué a vislumbrar
ni llegaste a mi piel humedecer...
Sin embargo...
si eres capaz de viajar en el tiempo
con la mirada,
veras sin dudar a aquel que fui...
El amante fiel y enamorado,
el que, sin días especiales;
mandaba día si, día también...
rosas blancas y rojas a tu encuentro.
Sin preguntar, solo deseando que,
este amor: ¡traspasara el tiempo!
y se incrustara para siempre,
fuerte y salvaje... en tus adentros!
Si de verdad me quisiste...
¡no digas que no te dejé nada,
que no me importas
y que solo fuiste un divertimento...!
Mi dolor es aún mayor que el tuyo
solo que yo... huyo hacia el
abismo:
¡y no... no deseo... llevarte conmigo!
¿Cómo se puede decir
tan alegremente,
cuando un amor se
acaba... que nunca fue nada?
¿por qué todos se
dedican a olvidar el amor que se disfrutó,
en lugar de guardar
un buen recuerdo a quien tanto amor le regaló?