Imagen obtenida de Internet
Quisiera ser el rugir de la tormenta,
sobre la arena de la playa
para romper su silencio místico
con la desolación que me consume.
Deshacerme después bramando en aullidos
contra la oquedad de sus rocas,
para gritarles mi despecho
y mis silencios vacíos.
Desgarrar a zarpazos del alma
esta lenta agonía, causa ingrata
de mis perdidos sentidos,
en esta soledad espantosa y profunda que,
jamás he pedido.
Morder con rabia la sombra que se evade,
con los colmillos de esta desesperación mía
helada, deshecha por el frío,
por mis deseos incumplidos.
.
Para luego sin más, arder...
en la profunda hoguera inhóspita
de esta congoja dominante, casi animal salvaje;
de estas putrefactas entrañas mías.
Luego… morir silencioso
exhalando solo un suspiro,
para demostrarme a mí mismo que
aún sin saber vivir ¡he vivido!