Me arrebata el sonido,
en este
genocidio de mi mente.
Loca e
insumisa a este amor que,
desquicia
mis sentidos.
Te amé
hasta perder el juicio,
y no
obstante... soy errante a este camino;
dónde mi
juicio, se perdió tras de ti, vencido.
Me
arrebatas... con esos labios sabrosos,
juguetones
y traviesos, .
Desdichada...
la lengua serpentina que,
ausente
de sonido, no puede hablarte, ni sabe alcanzarte...
si te
has fuiste en busca de estos, insaciables adentros míos...!
Ámame
sin perder el tiempo... soy tuyo,
y no
habrá razón, ni juicio para esquivar... tu cariño,
si mi
única evocación en esta vida ha sido ser,
un fiel
reflejo de tus ojos... retratados en estos ojos míos.
¿A qué
esperas, mujer? ¡hazme tuyo !
hasta
que la razón me patee el estómago, me vuelva...
y
descubra que, todo lo que soñé... ¡No alcanzó... a ser mío!