En arrebato de amor
fundí mi querer
con sus labios,
abriendo un nuevo mundo
para nosotros gozarlo.
Abiertos como pétalos
en mayo...
con mi lengua los libé
como liba la abeja
la miel de la Azalea.
Y entre suspiros,
su alma arranqué...
para sumirla en el cuerpo
del pecado...
La cobijé entre mis brazos,
los dos llorando,
para volverla a querer
y convertirla con mis manos en barro.
Cuánta belleza, mí amada...
su cuerpo, al mío se abrazaba
voluptuosa y esplendida,
yaciendo entre mis brazos
feliz, dichosa y… ¡enamorada!