En el triste encierro
en el que vive nuestro corazón,
un muro de músculos, sangre y piel;
es la razón, quien nos marca la línea a seguir.
Es el carcelero más cruel
y fiel a su dueño, la mente.
Negándonos el placer de amar,
libremente y sin pensar.
Absurdo de razonamientos,
se mece en nuestro interior;
mientras las emociones,
nos gritan si parar...
¿por qué no nos deja amar en libertad...?
Confusiones constantes,
batallando sin final, lastiman si cesar:
nuestro corazón dejándolo dolorido
y pidiendo sin parar... "más amor...
solo más amor... ¡y nada más!
En el triste encierro
en el que vive nuestro corazón,
un muro de músculos, sangre y piel;
es la razón, quien nos marca la línea a seguir.
Es el carcelero más cruel
y fiel a su dueño, la mente.
Negándonos el placer de amar,
libremente y sin pensar.
Absurdo de razonamientos,
se mece en nuestro interior;
mientras las emociones,
nos gritan si parar...
¿por qué no nos deja amar en libertad...?
Confusiones constantes,
batallando sin final, lastiman si cesar:
nuestro corazón dejándolo dolorido
y pidiendo sin parar... "más amor...
solo más amor... ¡y nada más!